La turbulencia del mercado del crudo desde Irán hasta Libia y Canadá está dando buenos frutos en al menos un rincón del mundo petrolero: Brasil, donde los precios mundiales pueden ser los adecuados para ayudar a rescatar a Petróleo Brasileiro SA, el gigante energético del país. 

La turbulencia del mercado del crudo desde Irán hasta Libia y Canadá está dando buenos frutos en al menos un rincón del mundo petrolero: Brasil, donde los precios mundiales pueden ser los adecuados para ayudar a rescatar a Petróleo Brasileiro SA, el gigante energético del país. Las preocupaciones por la oferta han empujado al crudo Brent por encima de los US$70 el barril, o US$8 más que la cantidad que, según Petrobras, es necesaria para cumplir con su objetivo de pagar la deuda, según el sitio web de la compañía.

El precio no es tan alto como para causar más dificultades políticas en vísperas de las elecciones presidenciales de octubre, dijo Fernando Valle, un analista de Bloomberg Intelligence. Es un "punto ideal", dijo Valle, para una compañía fuertemente endeudada que camina por una delgada línea entre la política y las ganancias. El momento para el aumento del precio no podría ser mejor. En los últimos meses, Petrobras se vio obligada a abandonar una estrategia basada en el mercado y en extremo rentable para fijar los precios del combustible a causa de un paro de camioneros que detuvo al país, precisó Perfil. 

En cuestión de días, el respetado presidente de la empresa había renunciado. El resultado final: las acciones de Petrobras han bajado un 30 por ciento desde el máximo del 16 de mayo. Cuando la compañía informe sus ganancias este 3 de agosto, los inversionistas tendrán una pista sobre si los más altos precios del crudo en el ínterin han ayudado a fortalecer las finanzas del productor petrolero.

Adriano Pires, analista del sector en la consultora Centro Brasileiro de Infraestrutura, o CBIE, cree que sí. El auge del crudo "fue un regalo que recibió Petrobras" y "debería tener un impacto positivo en las ganancias", dijo Pires en una entrevista telefónica desde Río de Janeiro. "Esto ayudará a reducir el apalancamiento y acelerará el tiempo de recuperación de Petrobras". 

La compañía carioca ha enfrentado una etapa difícil. Su decisión de 2015 de dejar flotar los precios públicos de los combustibles en el mercado internacional estalló en mayo cuando los camioneros protestaron contra un aumento en los precios del diésel con una huelga de 10 días. La medida sindical paralizó la mayor economía de América Latina.

La huelga terminó solo después de que el gobierno de Brasil restableció los subsidios, restaurando una política que drenó US$40.000 millones de las finanzas de la compañía entre 2011 y 2014 y condujo a la pérdida de su calificación crediticia de grado de inversión en 2015. La administración del presidente Michel Temer dijo que a Petrobras se le reembolsarían los subsidios esta vez, a diferencia de lo sucedido antes. Sin embargo, el presidente ejecutivo, Pedro Parente, renunció días después. Había asumido el cargo en 2016 con la condición de que la empresa mantuviera su independencia política.

Petrobras estimó que el Brent se mantendría en US$53 en su plan de negocios para 2018, lo que llevaría a un coeficiente deuda-ganancias de 3,3 veces. Mientras tanto, el sucesor de Parente como máximo responsable, Iván Monteiro, dijo que los precios del Brent están ayudando a las negociaciones en su campaña para vender activos valorados en US$21.000 millones. "Los precios del petróleo están muy por encima de lo que todos imaginamos", dijo Monteiro al diario Valor Econômico el 13 de julio. "Esto tiene un impacto positivo en otros procesos que estamos llevando a cabo actualmente".

FP/Jc