Los metales y minerales estratégicos son aquellos vitales para la tecnología y la industria modernas, pero cuyo suministro es limitado y está sujeto a interrupciones. La baja abundancia natural, los pocos depósitos conocidos y el suministro esporádico caracterizan a los metales estratégicos.

La Política de Minerales Estratégicos garantiza el apoyo a las empresas dedicadas a la exploración y extracción de una serie de materias primas, como la potasa, el mineral de hierro, el oro y los metales para baterías, como el litio, el cobalto y el níquel.

El respaldo gubernamental se traduce sobre todo en facilitar el proceso de concesión de licencias facilitando, por ejemplo, el diálogo entre el organismo ambiental encargado de llevar a cabo el proceso de autorización ambiental y autoridades como los organismos gestores de las Unidades de Conservación, la Fundación Nacional del indio (Funai), el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra) y el Instituto Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico (Iphan).

Tener un proyecto de cualquiera de los minerales de la lista no califica automáticamente a una empresa para acceder al programa, dijo Adriano Drummond Trindade, abogado brasileño especializado en el sector minero.

"Cada proyecto tiene que ser evaluado caso por caso por el gobierno, sin embargo, esta parece ser una iniciativa importante para ayudar a navegar a través de las diversas entidades públicas involucradas en la autorización de un proyecto mineral", detalló Trindade a Mining.com 

Drummond Trindade explica que la política de minerales estratégicos está a cargo del Programa de Alianzas de Inversión (PPI), que es un organismo gubernamental dedicado a ampliar y acelerar la ejecución de proyectos con la participación del sector privado en Brasil.

Una empresa que tenga un proyecto de un mineral, considerado estratégico, puede solicitar la ayuda del PPI siempre que cumpla unos criterios específicos.

Las categorías prioritarias

Para que un mineral sea considerado esencial para el desarrollo de Brasil, debe encajar en una de las tres categorías.

Quizás la más importante es que el país dependa actualmente de las importaciones de esos minerales para abastecer a sectores clave de la economía. Es el caso del potasio y el fosfato, principales ingredientes para la producción de nutrientes en los cultivos.

Brasil importa cerca del 96,5% del cloruro de potasio que utiliza para los fertilizantes y es también el mayor importador de potasa. Según las últimas cifras oficiales, compró 10,45 millones de toneladas en 2019.

Un segundo grupo es de los minerales utilizados en productos y procesos de alta tecnología, como los elementos de tierras raras y el litio, también se consideran estratégicos y los proyectos relacionados pueden esperar ser acelerados.

La tercera categoría corresponde a minerales esenciales para la economía local por la generación de un excedente en la balanza comercial del país, como el mineral de hierro y el niobio.

Las empresas que operan y exploran en Brasil persiguen principalmente el mineral de hierro (el país es el primer productor mundial del ingrediente siderúrgico) y el oro.

La nación también posee grandes reservas de potasa, bauxita, manganeso y petróleo.

¿Qué esperar del nuevo esquema?

"Es importante aclarar que los organismos ambientales habituales siguen siendo plenamente responsables de llevar a cabo los procesos de concesión de licencias de acuerdo con la legislación aplicable", dijo Drummond Trindade.

Añadió que las empresas no deben suponer que el proceso de concesión de licencias ambientales es más corto, más rápido o menos riguroso.

Lo que pueden esperar los mineros que se acojan al programa es la ayuda del PPI para ponerse en contacto con una empresa con diferentes entidades a fin de minimizar los riesgos y resolver los conflictos que puedan surgir. Esto, añadió Drummond Trindade, puede suponer un avance en la concesión de licencias ambientales para proyectos mineros.