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INFORMES
BID: Aprovechar la estabilidad macroeconómica para el crecimiento
IADB/MINING PRESS/ENERNEWS
04/04/2024
Documentos especiales Mining Press y Enernews
BID: INFORME MACROECONÓMICO DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 2024

ARTURO GALINDO Y ALEJANDRO IZQUIERDO

Las instituciones en America Latina y el Caribe actuaron con contundencia para atajar los peligros en 2023. Los bancos centrales subieron rápidamente las tasas de interés ante el aumento de la inflación, y los gobiernos, por su parte, impulsaron políticas fiscales apropiadas que contribuyeron a cerrar el déficit primario promedio, llevándolo incluso a un nivel menor al anterior a la pandemia del COVID-19.

Estas contundentes respuestas, sumadas a supervisión y regulación financieras sólidas y a mercados financieros resilientes, llevaron a las economías de la región a superar las expectativas, con un crecimiento del PIB que alcanzó el 2,1% en 2023, un punto porcentual por encima de las predicciones de principios de 2023.

Ahora se avecinan desafíos a corto y mediano plazo. Se espera una desaceleración del crecimiento mundial en 2024 y los analistas de mercado prevén que el crecimiento en la región se reduciría al 1,6%, y regresaría al promedio de largo plazo del 2% en 2025. Esta tasa de crecimiento es insuficiente para satisfacer las crecientes aspiraciones de la población de la región.

Estos desafíos se abordan en el Informe macroeconómico de América Latina y el Caribe 2024 publicado por el BID. Allí, se analizan las reformas necesarias para cimentar la estabilidad macroeconómica y catalizar el tan necesario crecimiento de la productividad mediante un análisis a fondo de los ámbitos monetario, fiscal, laboral y financiero. 


EL DESAFÍO DE LA PRODUCTIVIDAD
Es necesario tomar medidas agresivas a fin de impulsar el crecimiento de la productividad. Entre ellas figuran más y mejor educación y capacitación, temas en los que la región, sobre todo los países de ingresos más bajos, está rezagada con respecto a otras economías emergentes.

La región también debe emprender reformas para garantizar mercados financieros más profundos y mercados laborales más formales y competitivos. Y tiene que haber una mayor protección de los derechos de propiedad así como una mayor protección del Estado de derecho. Tales transformaciones pueden ayudar a la región a atraer capital y alentar el crecimiento de la productividad. También pueden permitirle aprovechar nuevas oportunidades en temas de interés mundial, como la seguridad alimentaria y la transición hacia energías limpias. 

Mejorar la calidad del capital humano y la asignación del capital físico es fundamental para aumentar la productividad. El capital humano presenta un considerable desface con respecto a las economías de rápido crecimiento.

En el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de 2022, tres cuartas partes de los estudiantes de la región registraron “bajo rendimiento” en matemáticas, y más de la mitad fueron incapaces de leer y comprender un texto.

Estos resultados fueron peores que los de otras regiones en desarrollo, como Asia Central o Asia Oriental y el Pacífico, y explican por qué la productividad sigue siendo tan baja en la región. Una de las principales preocupaciones es que en los países de ingresos más bajos no sólo el número de años de escolarización es relativamente bajo, sino que la calidad de la educación es insuficiente, lo que hace doblemente difícil subsanar las deficiencias de capital humano.

La mala asignación del capital también limita el crecimiento de la productividad agregada. Varias políticas, incluidos tratamientos tributarios preferenciales para las pequeñas empresas y otros tipos de subsidios distorsivos, tienden a favorecer a las empresas pequeñas y menos eficientes frente a las grandes y más eficientes.

En muchos países de la región, una asignación más eficiente del capital podría llevar a niveles de productividad total de los factores —el aporte efectivo a la producción de un número determinado de insumos— un 50% superiores a los actuales. En estrecha relación está el problema de la informalidad, en el que la regulación excesiva, la tributación y el costo de hacer negocios (costos de nómina y despido, etc.) en el sector formal animan a las empresas a permanecer en el sector informal, de menor productividad.

Las medidas comerciales proteccionistas y los mercados de crédito imperfectos también impiden la reasignación de recursos a las empresas más productivas. 


INQUIETUDES MACROECONÓMICAS PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
En materia fiscal, los gobiernos han hecho un trabajo encomiable al eliminar progresivamente la mayoría de los aumentos de gastos relacionados con el COVID.

El déficit primario promedio regional en 2023 era del 0,1% del PIB, lo que supone una mejora con respecto al nivel previo a la pandemia del 1%, y aún más con respecto al 4,8% registrado durante la pandemia.

No obstante, el déficit fiscal global se sitúa en 2,8%, reflejo en parte del alza de tasas de interés en los mercados mundiales para combatir la inflación. Con un bajo crecimiento, un ratio deuda/PIB aún elevado (60%) y considerables desfases presupuestarios, la región tendrá que proseguir sus esfuerzos de consolidación fiscal y hacerlo incluso cuando los crecientes fenómenos meteorológicos extremos, como el exceso de lluvias y las inundaciones, afecten las arcas públicas con el aumento de los precios de los alimentos y los daños a las infraestructuras. También tendrá que encontrar espacio fiscal para financiar reformas que aumenten la productividad.

La consolidación fiscal, así como la necesidad de aumentar el espacio fiscal, implica redoblar los esfuerzos de disciplina fiscal a través de medidas como el establecimiento de reglas fiscales de buena calidad y consejos fiscales independientes, que puedan aumentar sustancialmente la probabilidad de sostenibilidad fiscal.

También debe abordarse la evasión tributaria, estimada en una pérdida promedio de ingresos fiscales del 6% del PIB. Además, debería haber una reducción de las ineficiencias del gasto público a través de medidas como una mejor focalización de las transferencias y subsidios sociales, la lucha contra filtraciones en las compras del sector público y la equiparación de los salarios del sector público con los del sector privado, especialmente en los puestos de menor productividad.

Preservar la inversión pública a pesar de todas estas medidas de consolidación es clave, ya que esto no sólo puede preservar sino aumentar el producto con el tiempo. Esto es especialmente importante ahora que los gobiernos tienen que adaptarse: la consolidación fiscal en un entorno favorable a la inversión pública no es contractiva e incluso puede ser expansiva.

En materia monetaria, los bancos centrales en América Latina y el Caribe que siguen regímenes de objetivos de inflación actuaron con decisión para atajar el repunte inflacionario de 2021, manteniendo su credibilidad. De hecho, muchos bancos centrales de la región actuaron más rápidamente cuando repuntó la inflación que los de Estados Unidos y la Zona Euro, lo que les permitió a su vez, empezar a relajar sus tasas de interés de referencia de la política monetaria, a principios de 2023.

Como resultado, la tasa media se situó en 7% en diciembre de 2023, y las expectativas de inflación se encuentran bien ancladas. Se espera que los bancos centrales de Estados Unidos y la zona euro empiecen a relajar gradualmente sus tasas en 2024. El desafío ahora es evitar reducciones significativas del diferencial de las tasas de interés con respecto a las economías más avanzadas que podrían desencadenar salidas de capital, depreciaciones de los tipos de cambio y presiones inflacionarias.

Los bancos centrales de la región tendrán que mantener lo que ha sido un alto nivel de cautela e independencia. Esto es crucial en caso de que las autoridades fiscales de la región aboguen por una reducción más rápida de las tasas de interés para reducir los costos de financiamiento.

Los flujos financieros hacia la región se desaceleraron en 2023 debido al aumento de las tasas de interés en los países desarrollados, y la región también registró menores déficits de la cuenta corriente y la cuenta comercial.

Los mercados financieros se han mostrado resilientes, y las paradas súbitas de capitales no se han materializado hasta ahora. Pero los esfuerzos de los países de la región por cerrar las brechas externas y fiscales son cruciales para reducir los riesgos de este tipo de eventos, al igual que aumentar la acumulación de reservas internacionales. 

Los bancos privados también han ido reforzando sus reservas financieras con cantidades adecuadas de capital. Gracias a que más de la mitad de los países de la región han adoptado alguna versión de los acuerdos de Basilea III —el marco regulador reforzado para garantizar mayores reservas de liquidez y capital—, el sector financiero de la región parece estar en una buena situación, aunque los flujos de capital extranjero hayan disminuido y los mercados de crédito nacionales muestren signos de desaceleración. Esta estabilidad financiera es clave para fomentar el crecimiento de la productividad a largo plazo.


OPORTUNIDADES PARA EXPANDIR LOS MERCADOS
Factores como el Brexit, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y el conflicto en Ucrania han llevado a las empresas internacionales a ajustar sus centros de producción y sus modelos de abastecimiento, brindando nuevas oportunidades para América Latina y el Caribe en los sectores alimentario y manufacturero.

Las nuevas iniciativas de energías limpias, infraestructuras, semiconductores y vehículos eléctricos en Estados Unidos también ofrecen oportunidades para la región, dada su proximidad a los mercados estadounidense y canadiense. Igualmente, su gran oferta de minerales esenciales, sus menores costos salariales y sus amplios acuerdos de libre comercio también constituyen factores escenciales para impulsar a la region.

Estas oportunidades colocan a America Latina y el Caribe en una posición adecuada para impulsar el crecimiento de manera significativa, una realidad enfatizada por el actual aumento de la inversión extranjera directa.

Pero los esfuerzos para mantener la estabilidad macroeconómica e impulsar la productividad, como se señala en nuestro informe, serán cruciales para aprovechar plenamente las nuevas circunstancias y pivotar hacia tasas de crecimiento más altas a largo plazo que puedan elevar el nivel de vida de la región y contribuir a reducir su desigualdad y pobreza.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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