La nafta está de regalo en los EE.UU.

La conversión al valor del litro en pesos arroja otra vez una diferencia más conveniente. La súper vale un 39% menos. Un esquema de control de precios y la alta carga impositiva, dos puntos en discusión, impiden que baje en el país.

Comparación. En una estación de Bristish Petroleum de Brooklyn, ayer el galón mostraba otra vez un precio en baja. Al pasarlo a litros y pesos, es más conveniente cargar en Nueva York.

El esquema de control de precios tanto en los surtidores como para las petroleras, que distanció el valor de los combustibles en el país de lo que pasa con la cotización internacional del crudo, volvió a hacer más barato llenar el tanque en Estados Unidos. Tras el cierre del viernes a 34 dólares del barril, el litro de nafta súper en Nueva York costaba ayer un 39% menos que en Buenos Aires. Y en la premium la diferencia puede ser de hasta 61 por ciento. Los petroleros locales dicen que el alto componente impositivo les impide bajar los precios minoristas. Los estacioneros, por su parte, amenazan con otro paro de 48 horas para mejorar su rentabilidad.

El precio del petróleo sigue derrumbándose. El viernes, el barril de crudo cerró a 113 dólares menos que seis meses atrás. Llegó así a u$s147 cuando las commodities parecían ser el refugio dorado de la inversión mundial.

El declive es una buena noticia para los automovilistas que circulan por las calles del estado de Nueva York, quienes desde ayer consiguen el combustible un 50 por ciento más económico que en julio de este año.

A pesar de que a mediados de año el galón (3,78 litros) la nafta premium llegó a costar cuatro dólares en la mayoría de las ciudades norteamericanas, ahora cayó a 2,19 dólares, un 55% menos, según precios chequeados ayer en estaciones de servicio del estado de Nueva York.

En la Argentina, en cambio, el precio de la nafta en estaciones de servicio de todo el país tuvo un comportamiento dispar. En el último año, el combustible en general sufrió incrementos de hasta un 30 %, aunque el secretario de Comercio Interior presionó hace pocos meses con una baja a Esso y Petrobras para que equiparen sus valores en el surtidor con YPF.

El Gobierno fijó en 2007 un precio de venta de referencia de u$s42 el barril a las petroleras. Si se exportaba a un valor por encima de esa cifra, el Estado se quedaba con la diferencia. Así creyeron las autoridades que se obligaba a las empresas a asegurar el suministro local –algo que no se logró– y que la burbuja internacional del crudo no impactaría tanto en un precio tan sensible para la economía.

En las estaciones de servicio YPF de la Capital, hoy el litro de nafta súper cuesta $2,60 y el de premium (Fangio XXI), $3,20. Ayer, en los surtidores de Nueva York, la nafta premium se conseguía hasta un 61% más barata que en el país. El litro de la súper vale 54 centavos de dólar (1,88 pesos) y el de la premium 57 centavos de dólar (1,98 pesos) en cualquiera de las ciudades del estado norteamericano.

Las cifras surgieron de calcular el valor de cada galón, que equivale a 3,78 litros, y luego de convertir el precio de cada litro de combustible en dólares a pesos argentinos. Para eso se tomó como referencia la cotización del viernes de 3,43 pesos por cada unidad estadounidense.

Las petroleras que operan en el país dicen que además del control de precios del Gobierno, la carga impositiva del litro de nafta les impide bajar los precios.

En la Argentina, el Estado se lleva el 70% de cada litro vendido. El 22% queda para las petroleras y el 8% restante es para la billetera del dueño de la estación de servicio.

En Estados Unidos la ecuación es completamente inversa. Por cada litro, las petroleras se apropian del 86 por ciento y el fisco el 11 por ciento.

Hoy puede decidirse un nuevo paro de los estacioneros

El panorama local de los combustibles está distorsionado luego de la política energética oficial de los últimos cuatro años. Los estacioneros se reunirán hoy a las 16 y, ante la falta de respuestas a su reclamo de mejora de rentabilidad, es muy probable que declaren otro paro de 48 horas para el 29 y 30 de este mes.

“Se pasaron la pelota entre el Gobierno e YPF y no alcanza lo que nos ofrecen”, le dijo a Crítica de la Argentina Manuel García, uno de los dirigentes de los dueños de las estaciones de servicio.

Los estacioneros piden elevar su rentabilidad de 8 a 15%, el pleno suministro de combustible y que se frene el cierre de bocas de expendio que se cobró unos 40 mil puestos de trabajo en los últimos años.

YPF, el líder del mercado, ofreció analizar la situación de los contratos de franquicia de algunos surtidores. No ofreció reducir el porcentaje con el que se quedan por litro vendido.

El Gobierno, por parte, tampoco ofreció una reducción impositiva para alivianar los costos a los estacioneros. Se habló de eximir a los surtidores del impuesto al cheque pero nunca quedó plasmado en concreto en la mesa de negociación.

El otro punto del conflicto son los empleados de las estaciones, aliados a sus empleadores en esta lucha. Debido a la menor rentabilidad, se les debe a los trabajadores un 15% de ajuste salarial prometido hace unos meses. “Sólo quisieron ganar tiempo hasta la llegada de las Fiestas para que no paremos”, agregó García.