Clarín
Por Iván Petrella DOCTOR En Filosofía (Universidad De Harvard) Director Académico De Fundación Pensar
Hace poco nuestro país tuvo el honor de recibir, en su primer viaje al exterior, a la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. En el marco de la visita se firmaron valiosos acuerdos de cooperación en una amplia gama de temas incluyendo comercio, farmacéutica, biocombustibles y materia nuclear. Al margen de la importancia del encuentro entre dos de las naciones más influyentes de América latina, hay que estar atentos a que los acuerdos sirvan a ambos países.
Eso no es obvio en el acuerdo nuclear, por lo que sería positivo que se brinden más detalles sobre el mismo. El acuerdo estipula el diseño conjunto de la ingeniería de dos reactores de investigación y producción de radioisótopos basados en el OPAL que INVAP, empresa nacional líder en el desarrollo nuclear y aeroespacial, ha vendido exitosamente en el exterior.
Argentina y Brasil han logrado, de forma autónoma, importantes desarrollos en el campo nuclear. Pero es precisamente en el rubro de reactores de investigación donde nuestro país está mejor posicionado.
La Argentina es el único país de la región con la capacidad y competencia tecnológica de terciar en el mercado mundial de reactores de investigación y de producción de radioisótopos.
El INVAP y la CNEA han desarrollado una tecnología que es única en América latina y una de las pocas en el mundo.
Teniendo en cuenta que ya existe un gran déficit comercial con Brasil, pareciera que el resultado del acuerdo es aumentar el desequilibrio al conceder a nuestro vecino la posibilidad de dominar una tecnología que hasta ahora, en la región, era solamente nuestra . Una cosa es vender un reactor “llave en mano,” como ha hecho INVAP a diversos países.
Otra cosa es compartir el diseño de una tecnología que nos pertenece, en un sector de tal importancia . Estaríamos facilitando la creación de un competidor en el mercado de reactores de investigación y radioisótopos, además de perder el mercado del país vecino que podría autoabastecer su demanda. Perderíamos así una singularidad argentina con respecto a Brasil y una importante capacidad negociadora a futuro.
La gran amistad que nos une con un gran aliado no sería suficiente para justificar este acuerdo . Quiero suponer que este acuerdo nuclear se ha hecho a cambio de algo muy importante que justifique la dimensión de lo que implica para la Argentina compartir una tecnología cuyo desarrollo ha tenido un alto costo fiscal, que es estratégica para el país y el mundo y que podríamos haber preservado.
Habría que pedirles a los encargados de nuestra política exterior que den más detalle al respecto y así conocer cuál ha sido la contrapartida.
