El portal Ladran Sancho dialogó con el Director de la empresa Araucaria Energy que lleva adelante la construcción de una Central Termoeléctrica emplazada en la zona de la intersección de las rutas 6 y 34. En una semana repleta de polémicas, la cara visible de la firma repasó los puntos más importantes de un proceso con temas todavía debatidos.
-¿Hace cuánto están en conversaciones con el municipio de Luján?
-Primero para encarar la respuesta hay que conocer la génesis del proyecto, que tiene más de un año y medio porque a mediados de 2016 convocaron distintos oferentes a participar de la construcción y provisión de potencia del sistema eléctrico nacional. Ganamos varias y una es la de Luján: a partir de ahí empiezan una serie de procesos que son bastante engorrosos, como análisis de factibilidad, firma de contrato y diversos trámites que llevan inversiones como la de Luján que son 130, 140 millones de dólares.
Junto con esto hay un componente que no es menor. La licitación está enmarcada en la energía eléctrica nacional y la condición que pone el gobierno es que tiene que ser hecho en un plazo breve, corto. La planta tiene que estar lista para diciembre, con lo cual eso obliga a que todos los procedimientos a partir de la firma tienen que ser para el día de ayer, no para mañana. Tuvimos que ser rápidos y cubrir todas las expectativas y necesidades. Y avanzar.
- ¿Y Luján particularmente?
- Los contactos con los municipios comenzaron a partir de fin de año pasado, todos con anterioridad al 2017.
- ¿El intendente le informó de las dificultades? Tanto la rezonificación, como las empresas de tercera categoría…
-En todos los municipios siempre se trata esa circunstancia, no es un tema menor. Hay una cuestión que dirige el proceso: la ubicación que tiene que tener la planta. No se la puede colocar en el lugar, para decirlo de modo absurdo, en un terreno cualquiera que yo tenga. Sino que debe tener la habilitación y en la proximidad de una subestación transformadora. Lo mejor es estar dentro de la subestación, pero no siempre es posible. La conversación está bastante cerrada y reducida a esa condición y a partir de ahí se debe trabajar y tratar: la rezonificación, el acceso, la provisión de gas como punto delicado. Y otros temas engorrosos y tediosos.
- ¿Pero por qué decidieron invertir sin tener las normativas habilitantes?
-El proceso lo condiciona el Gobierno Nacional y no podemos modificarlo. Efectivamente nosotros no podemos hacer mucho. Desde nación dicen la planta la necesitamos por la emergencia y todos estamos poniendo el hombro a la emergencia, en todos los estamentos. Debemos rápidamente recuperar lo que no ocurrió en 15 años antes. Quizá los tiempos son cortos, se suma una tensión y una velocidad que está lejos, dista, de ser el ideal. Todos estamos viviendo esto, sufriéndolo y por supuesto disculpándonos. Todos cometemos errores, nadie está liberado de eso, ¿quién está liberado?
La obra está sin concluir, la empezamos y generó esto. A uno le gustaría que no fuese tan visible, pero ahora está a la vista de todo el mundo. Nosotros como empresa no nos dedicamos a publicitar nada porque no lo consideramos tan relevante hacerlo.
- Pero el lugar y la ciudad por sus normativas no lo permiten.
-Es un criterio opinable porque existía la prefactibilidad, con lo cual nosotros asumimos ese riesgo atendiendo la cuestión, que no es algo que implicaba una cosa disparatada. La ubicación o ubicuidad de estas plantas tanto en Argentina como internacionalmente son plantas que al tener un impacto social marginal, tienen esa capacidad. Distinto es una central nuclear o a base de carbón. Llegan ahora porque tienen una condición tecnológica y de uso muy favorable.
Con todo esto te quiero decir que es una operación que tenía una prefactibilidad, todas las credenciales para poder lograr todos los trámites infinitos y engorrosos. Como empresarios sabemos que esto implica asumir riesgos, sí. Nosotros tenemos muchos riesgos y debemos convivir con ellos, además de solucionarlos.
- ¿Y en caso de que exista una medida contraria a la instalación o funcionamiento de la empresa?
-En general no hago especulaciones, sería poco responsable. Hay mil factores que pueden cambiar y cada uno tendrá un impacto distinto. Para ser positivo y colaborar, si hay alguna cuestión que haya generado alguna duda o si se quiere plantear una situación particular, estaremos encantadísimos de ayudar para poder acercar cualquier evacuación de la duda que pueda surgir. Ahora o en el futuro porque esto seguirá en las próximas décadas.
- ¿Cuántos trabajadores hay en obra hoy y cuántos habrá cuando esté funcionando?
-Hoy en día en la construcción, aproximadamente, 400 personas de distintos gremios. Y una vez que esté en operaciones cambiará. La planta es lo que se denomina apagada. Puede sonar raro y se preguntan cómo van a hacer una planta que esté apagada. Pero para que se entienda, el Gobierno Nacional necesita de grupos electrógenos inmensos. Y eso es lo que somos. La planta una vez en funciones va a ocupar 40 personas.
- Una documentación importante a la que no se puede acceder es el estudio de impacto ambiental, ¿existe?
-Sí claro, para poder hacer esta inversión se hacen trámites muy engorrosos. Uno de ellos es el de impacto ambiental que se hizo y se presentó en septiembre u octubre del año pasado. No es algo inventado o definido por nosotros, está estipulado por ley, con alcances y detalles. Lo presentamos en el municipio y es información pública. El estudio existe, es muy exhaustivo y detallado. Se estudian los posibles impactos de la obra en la etapa de construcción y de funcionamiento. Está a disposición de las autoridades del municipio de Luján y son ellos los que manejan la información.
- ¿Y el Certificado de aptitud ambiental?
-El Certificado se entrega y concluye cuando se termina la obra; avanza mientras avanza el expediente, por lo tanto no está.
- Respecto a la complejidad ambiental que ostenta la planta, ¿qué información se puede aportar?
-La planta genera impacto ambiental. Básicamente tres: uno de ellos es el impacto sonoro, luego el consumo de agua y finalmente la contaminación. Más allá de los tecnicismos, explicaré brevemente.
En tanto al sonido, las turbinas están encapsuladas. Por lo tanto ya a los 300 metros la curva de sonido cae y genera lo que conocemos como un susurro. Respecto al agua, la planta la usa para poder eliminar la contaminación que genera su funcionamiento, de manera tal que extrae agua -que es permitido por la ley- en función de la cuenca sobre la cual se extrae.
En el caso de Luján debe estar en el orden de 75 metros cúbicos por hora. Pero eso ocurre cuando la máquina funciona, si no lo hace no consume agua. Una parte se inyecta para aplacar la emanación de gases, otra parte se la recupera, neutraliza y el agua vuelve a la superficie.
En la emanación de gases que la planta genera, el efecto es inexistente. Lo que el Gobierno Nacional impone es la necesidad de gasoil para un posible faltante de gas. En ese caso si falta gas en el invierno, funcionaría con gasoil que provee el Estado. Nosotros refinamos el gasoil para eliminar impurezas y paliar los efectos de contaminación.
- ¿Habrá reuniones y encuentros con los vecinos, por esta situación?
-No te lo puedo decir porque no estoy al tanto, para eso sería conveniente que lo consultes con los funcionarios de la municipalidad. Nosotros estamos siempre a disposición para información o lo que se requiera.