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ANÁLISIS
Bonelli: Duro cruce de Massa con Alberto y el relato de Cristina
CLARÍN/MINING PRESS/ENERNEWS
30/06/2023

MARCELO BONELLI

Sergio Massa golpeó la mesa y enfrentó a Alberto Fernández. Ocurrió al inicio, en las vísperas del giro copernicano de Cristina. Fue hace diez días, el miércoles 21, cuando la vice bendijo a la noche a su verdadera formula: Wado-Manzur.

Después cambió todo. Los gobernadores aliados le torcieron el “dedazo”. En esa convulsionada tarde se cruzaron el Presidente y su ministro. Massa le reprochó la anomia para gestionar y que insistiera con Daniel Scioli. Lo acusó de ser un “irresponsable” por meter la interna en la gestión. Alberto le achacó a Massa no tener límite en su ambición. Massa se cansó y amenazó: “Vos inventaste a Scioli y vos tenés que bajarlo”.

El ministro agregó: “Si vamos a las PASO, el resultado va a ser un desastre y explotará la economía”. Hubo un duro intercambio. Massa amenazó: “Si no cambiás de posición, yo vuelvo a Economia y me voy”.

Alberto enfureció y le gritó: “Andá a Economía, que yo renunció atrás tuyo y que se haga cargo Cristina, a ver qué hace la loca de tu amiga con el gobierno”. Juan Manuel Olmos intentó mediar entre ambos. Massa se quedaba sin candidatura y jugó a fondo. Volvió a Economía. No renunció. Un estrecho colaborador lo consultó sobre el encuentro. Taciturno respondió: “Fue tremendo”.

Como esta reunión hubo varias. Todo ocurrió durante el caliente cierre de listas. Ninguna pacífica. En todas abundaron las zancadillas, los engaños, los insultos y las traiciones. Ahora -en el medio de ese barro- ya están las fórmulas y así comenzó la recta final para tener nuevo presidente.

En Wall Street están al tanto de la trifulca. Pero también están conformes con una cuestión de fondo: para ellos, las cuatro principales fórmulas están alineadas con Washington y el mercado.

Lo dicen los últimos informes secretos de Manhattan. Ningún texto habla de euforia. Pero coinciden en una cuestión central: un triunfo de cualquiera de los cuatro garantizaría un gobierno, un poquito, más racional que el actual.

Los informes del JP Morgan, UBS y HSBC así explican la actual alza de bonos y acciones. Morgan Stanley afirmó: “En Argentina se abre la puerta a una nueva administración pro mercado”. Simon Waever –su autor– después propicia comprar los “bonos basura” de Argentina, Zambia y Nigeria.

El jueves a la noche, todos estaban concentrados en el cierre del acuerdo con el FMI. Un “plan puente” de un semestre. Massa decidió una última concesión: abonar este viernes con fondos propios el vencimiento de US$ 2.700 millones. Se trata de una resolución para aceitar el cierre con el staff de Washington. El 7 de julio lo trataría el Board.

Aún se desconoce el detalle del convenio, pero hay algo seguro: es un acuerdo light, sin mayores compromisos para que Alberto termine el mandato y el FMI no quede propiciando el desbarranque. En otras palabras: un préstamo puente hasta que haya un nuevo Presidente para negociar.

Incluye un exiguo mecanismo de intervención cambiaria y establece un gambito para devaluar, sin anunciar una devaluación. Como adelantó Clarín, se trataría de lo siguiente: un tributo de emergencia –impuesto PAIS- o arancel de urgencia sobre las importaciones. Sería 30% más caro.

Este jueves circuló un paper que hablaba de otras variantes: ¿rebaja temporal de retenciones? Encabezados por Rodrigo Valdés –el auditor jefe–, los burócratas siguieron reclamando otras medidas ortodoxas. Gita Gopinath, la mujer fuerte del FMI, mantuvo negociaciones directas con Massa. La posición del FMI fue clave para que Cristina cediera y apoyara a Massa como presidente.

La vice elaboró un relato ficcional para justificar por qué no pudo imponer a Wado. Aseguró que Máximo le ofreció el cargo a Agustín Rossi, cuando el propio jefe de Gabinete aclaró en TV: “A mí me llamó Alberto y me ofreció la vicepresidencia”.

En verdad –todos lo saben– fueron los gobernadores los que le torcieron el brazo y le bloquearon el dedazo a Cristina. Wado tenía el respaldo de la vice y estaba convencido –hasta la tarde del viernes– de que era el único “elegido”. Esa tarde, Cristina lo sorprendió con un llamado y se dio cuenta de lo que pasaba. No lo podía creer. Estaba furioso. Se comunicó con sus íntimos: “Me decían ‘Wadito’ de acá, ‘Wadito’ de allá, pero al final me cagaron”.

El temprano anticipo periodístico en TN –el jueves a la mañana– de que Cristina había elegido a la dupla Wado-Manzur, le permitió a sus detractores activar y acelerar un bloqueo antes del anuncio oficial. Fueron horas clave. Massa articuló con los gobernadores. Y ese mediodía tuvo una reunión con Máximo. Se insultaron.

También ocurrió algo desconocido: hubo empresarios que interactuaron con el Senado y la Casa Rosada.

El mensaje fue único y similar a las advertencia de Massa. Alberto dice que todo tuvo una única y misma usina: el propio ministro. En un chat privado, un banquero lo consultó al propio Massa. Así decía: “Sergio, me dijeron que varios empresarios enviaron mensajes para alentar cambio de fórmula y tu candidatura...”. El ministro respondió: “CGT y G-6 a fondo”. El G-6 es el influyente grupo del establishment local. Los más activos: Adelmo Gabbi, Daniel Funes de Rioja y Jorge Brito.

Este jueves, Isidorito –así le dicen a Funes- fue reelecto como titular de la UIA. Tuvo el apoyo unánime, y en la lista pesa fuerte Paolo Rocca. Funes habló y exigió: “La UIA reclama contar una macro previsible”.

La primera acción política de Funes fue política: este jueves mismo visitó a Massa. La nómina de advertencias hacia Cristina habría sido reforzada por figuras del establishment y varios petroleros de Vaca Muerta.

El mensaje fue siempre el mismo: que la formula era endeble, que Wado-Manzur entraban a la cancha perdiendo, y que la economía iba a explotar después de las PASO si el candidato no era Massa.

La cena en “La Ñata” fue tragicómica. Alberto se despachó contra Cristina y Massa. Alberto le dijo a Scioli: “Vos no te bajás. Si te llama Cristina no la atiendas”. Y ninguneó a Massa: “¿Cómo va a ser candidato a Presidente, con la inflación que hay?”. Ambos –Alberto y Scioli- se vieron cuatro días después. En el avión, rumbo a Brasil.

Cristina había sugerido que Santiago Cafiero “le robó” la banca al embajador y Scioli se había sincerado telefónicamente con la vice: “Me usaron. Nadie me traicionó como Alberto”. Ambos se vieron el lunes a cara de piedra. Scioli lo llenó de reproches y Alberto se desdijo de todo: “No podíamos ir a la interna, por el FMI y la inestabilidad”.

El último sainete ocurrió el martes con el cruce entre Cristina y Victoria Tolosa Paz. Pepe Albistur –su marido- dice que la vice no soporta que la ministra sea “más joven, rápida, precisa y linda que ella”.

La pelea desnudó muchos problemas. El primer desafío de Massa es unificar al peronismo atrás de su candidatura y evitar que las peleas desangren la fórmula ya afectada por la inflación.

Ocurre también en la oposición. Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri oficializaron la ruptura. Ahora, Macri va a jugar –ya lo hacía– con Patricia. Un jefe de holding le preguntó al ex presidente: “Vas a apoyar oficialmente a Patricia?”. Macri respondió: “Yo apoyo a los que me piden ayuda. La única que lo hizo fue Pato”.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews