SANTIAGO SPALTRO
El congelamiento y la revisión de las tarifas de la energía fue una de las promesas de campaña del Gobierno, junto a la desdolarización. Pero esta medida, que alivia los bolsillos en tiempos de una fenomenal caída de los ingresos de la población, podría traer enormes dolores de cabeza en el mediano plazo.
La reconocida consultora internacional Wood Mackenzie emitió un reporte para sus clientes (inversores en el sector de la energía, principalmente) en el que calculó que la Argentina podría volver a importar gas licuado por unos u$s 3000 millones en 2022, desde los poco menos de u$s 400 millones que se destinaron para tal fin en 2019.
Ese sería el caso pesimista, en un escenario en el que el Gobierno no actuara pronto, explicó Mauro Chavez, analista principal de Gas para Wood Mackenzie en América Latina.
"A diferencia de antes, la producción de gas en estos días proviene en un 40% de los campos no convencionales y está en fuerte declive. Esto indica que la escasez de suministros será abrupta y rápida. Es probable que el país necesite otra terminal de regasificación tan pronto como el año próximo y las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) podrían aumentar hasta u$s 3000 millones en 2022", dice el reporte de la consultora, titulado "Argentina busca nuevo subsidio de precios, pero congela tarifas de gas; a medida que la pandemia golpea la economía, ¿tiene el país otras opciones?"
"Como las importaciones de gas licuado son pagadas por la estatal IEASA con subsidios del Estado, esto podría agregar mayor estrés a la capacidad de la Argentina para pagar deuda externa", agrega el informe liderado por Chavez.
Es probable que Argentina necesite otro barco regasificador en Bahía Blanca para cubrir las necesidades de importaciones de gas en el invierno de 2021
Es una alerta que llega desde el exterior para las autoridades: en momentos en que se renegocia la deuda externa bajo la premisa de alcanzar la sostenibilidad y cuando el cepo cambiario complica las operaciones productivas, un extendido congelamiento de tarifas puede poner en riesgo la capacidad de acceso a los dólares de la Argentina en el mediado plazo.
Por esto, el Ministerio de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas, tiene la intención de lanzar en agosto un Plan Gas 4.
Como contó El Cronista semanas atrás, con trabajos coordinados entre YPF (el CEO, Sergio Affronti, y el Gerente de Gas, Marcelo Núñez) y el subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales, el Gobierno pretende subsidiar la nueva producción de gas para evitar un salto en las importaciones en 2021.
El precio que pagarán por el fluido sería de u$s 3,50 por millón de BTU, que alcanzaría para repagar el costo de las inversiones, particularmente en Vaca Muerta.
A cambio, se les pedirá a las empresas mantener su nivel de producción y empleo de mayo de 2020.
Aunque este programa de subsidios no dejará porciones grandes de rentabilidad a las petroleras, será mejor que los precios actuales del mercado, que son de u$s 2,60 para las distribuidoras y de u$s 2,50 para la generación eléctrica.
Adicionalmente, el Tesoro también reactivó los pagos de unos $ 18.500 millones en subsidios a las petroleras por la Resolución 46/2017, de acuerdo a lo que publicó el portal EconoJournal.
Los principales beneficiados fueron Tecpetrol (de Paolo Rocca) y la Compañía General de Combustibles (CGC, de Eduardo Eurnekian), quienes podrían apuntalar la producción de gas junto a YPF.
Según informó el diario Río Negro, la producción de gas natural en mayo cayó un 9,1% hasta los 124,46 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) en medio de la crisis de oferta y demanda por la cuarentena para combatir la propagación de la Covid-19, causada por un nuevo coronavirus.
El iceberg está a la vuelta de la esquina. Sin certezas para la oferta de gas y con una demanda circunstancialmente en baja, las importaciones se dispararán en el invierno de 2021.
"Con el objetivo de mantener bajos los precios del gas natural para los usuarios finales, el nuevo Gobierno impuso un congelamiento de tarifas hasta fines de 2020. El tipo de cambio utilizado sigue siendo de $ 41 por dólar y las tarifas del transporte y la distribución no se revisan desde abril de 2019", recordó Chavez.
"Argentina ha estado en una situación similar antes, en 2002. El gobierno limitó los precios a los usuarios finales en un intento de impulsar la economía. Sin embargo, la regulación de precios no fue rentable para los productores, y la inversión se estancó, lo que provocó una disminución de la oferta", detalló el analista de Wood Mackenzie.
"La caída en la producción eventualmente creó déficit de suministro, y finalmente el gobierno introdujo subsidios a los precios del gas en 2013 para revivir el sector de exploración y producción (upstream). Argentina parece estar reviviendo el enfoque adoptado en 2002. Como nos ha demostrado la historia, habrá una respuesta de disminución de la oferta", dijo Chávez.
En diálogo con El Cronista, el analista de Wood Mackenzie sostuvo: "El nuevo Plan Gas va a reducir esas potenciales importaciones, que sería en el caso de que no se haga nada, pero no tanto como si hubiera un precio de mercado, que podría desarrollar nueva producción".
"Es un error intentar calcular el 'precio justo'; son muchas variables, y diferentes realidades para cada productor. El mejor mecanismo para descubrir precios es la competencia", cerró Chavez.