Resultados del informe de Abeceb para CAEM
SABRINA PONT
No hay actividad productiva que este año no se haya visto afectada por el freno de emergencia forzado por el Covid-19. Incluso los sectores que fueron declarados como “esenciales” casi en el inicio de la cuarentena, como sucedió en minería, debieron adaptar sus procesos a las condiciones impuestas por la pandemia y ceñir al nuevo contexto los costos productivos, que en muchos casos se incrementaron más del doble.
La distancia social dentro de los campamentos mineros, y las dificultades vinculadas con los traslados de los trabajadores entre provincias, demoraron la reorganización de las empresas. De hecho, tras tres meses de adecuación -desde abril hasta el inicio de julio- muy pocas minas llegaron al 70% de su capacidad habitual.
Con un pie en diciembre, se agotan las posibilidades de un repunte para la actividad, que ya anticipa un cierre de 2020 con una fuerte caída en sus datos productivos a pesar de los esfuerzos realizados.
En tanto, hasta septiembre en el sector se barajaron distintos escenarios posibles, pero a partir de ese mes la propagación del virus en las provincias con grandes desarrollos mineros, que más aportan al número total del segmento en su conjunto, obligaron a la extensión temporal de las medidas extremas de distanciamiento y se terminaron de ahogar las perspectivas de recuperación que hasta entonces se podían sostener.
De acuerdo a lo que indica un informe encargado a la consultora Abeceb por la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), al que SCP tuvo acceso, hasta entonces se esperaba que “a raíz del freno en la actividad económica debido a las medidas de aislamiento social para evitar el avance del Covid-19”, la caída del valor agregado minero alcance este año un 18,4%. En rigor, se refiere a lo que el sector contribuye al Producto Bruto Interno del país.
“El segmento que sufrirá un mayor impacto es el de rocas de aplicación ya que su recuperación será mucho más gradual que el segmento metalífero, fundamentalmente por la deprimida actividad de la construcción. El impulso para lo que resta del año podría llegar de la mano de los planes del Gobierno como “Procrear”, señala el análisis.
También se indica en el documento que en 2019 el valor agregado minero ya registró una caída: fue de un 9,1% y se explicó principalmente “por la salida del proyecto de Alumbrera (en Catamarca) y por una menor producción de algunos proyectos de oro, en conjunción con el mal desempeño de la minería no metalífera”.
Como anticipo, la consultora apuntó que “existe incertidumbre con respecto al impacto final que tendrá la pandemia sobre la actividad minera”, y que eso “dependerá de la extensión temporal de las medidas de distanciamiento para poder controlar el virus”, y se remarcó que “un nuevo rebrote en las provincias donde la actividad tiene un peso relativo importante, traería nuevos frenos a la producción diluyendo la posibilidad de recuperación para lo que resta del año”.
En lo que hace específicamente al sector de los metales, los datos de Santa Cruz son claves en el mapa nacional. En efecto, de acuerdo a informes anteriores de la consultora, la región patagónica es la que mayor valor agregado minero genera en el país.
Además, según los datos que maneja, “el 77,1% del valor agregado corresponde a la producción metalífera, destacándose fundamentalmente la producción de oro y plata en la provincia de Santa Cruz (la principal provincia minera del país), donde se ubican los proyectos de Cerro Vanguardia, San José, Manantial Espejo, Lomada de Leiva, Cerro Negro y el reciente Cerro Moro”.
Además, otro fundamento que refuerza el protagonismo santacruceño en las cuentas mineras nacionales es que entre esas operaciones se incluye Cerro Negro, la mina de la firma Newmont, que con exportaciones por 724 millones de dólares en 2019 se posicionó como la principal empresa exportadora de oro del país.
Así las cosas, la repercusión a nivel nacional de las decisiones de la provincia es importante. En los últimos dos meses, la actividad en la mitad de las operaciones santacruceñas, pero que tienen un peso productivo mayor, se vio seriamente afectada por el avance de la pandemia.
En general, se suspendieron operaciones de manera preventiva, se aislaron yacimientos completos hasta completar hisopados y testeos PCR, se reprogramaron los cambios de turno, y las áreas que se pudieron reactivar lo hicieron bajo cuidados extremos, con mayor énfasis en las medidas de bioseguridad e higiene y en el monitoreo diario de la salud de los empleados y contratistas.
“Las dificultades operativas determinan que las exportaciones mineras tengan una fuerte contracción durante el 2020”, se anticipó en el informe, y se consideró además que “el elevado precio del oro es el único factor que morigera la caída”.
Como contracara a esa situación, según el análisis de la consultora, la política monetaria ultra expansiva de los principales bancos centrales del mundo en respuesta a la crisis del Covid-19, y en menor medida la interrupción de cadenas de suministros (cierre temporal de minas), han impulsado la cotización de los principales metales preciosos.
“Con la fuerte demanda institucional y de los inversores minoristas, la tendencia al alza podría permanecer intacta a mediano plazo, en especial si el proceso de reactivación de la economía mundial es lento”, completa el estudio.