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MUNDO LITIO
Litio, el combustible de la nueva economía verde
MINING PRESS/La Vanguardia

Se calcula que para la cantidad de vehículos eléctricos que habrá en 2050, se necesitarán 40 millones de toneladas de litio

27/12/2020

ANDY ROBINSON

En la época de los combustibles fósiles, los desiertos en el golfo Pérsico guardaban el tesoro energético más valioso del planeta. Ahora, ante el reto del cambio climático y la transición a una a economía de cero emisiones, el paisaje más emblemático del nuevo paradigma de energía puede ser el espectacular salar de Uyuni en el sur de Bolivia.

Debajo de su corteza, que se extiende a lo ancho de una superficie de 12.000 kilómetros cuadrados a 3.600 metros sobre el nivel del mar, se esconden unos nueve millones de toneladas de litio, el depósito más grande del mundo de una materia prima esencial para la fabricación de baterías tanto para los vehículos eléctricos como para las nuevas centrales de energía renovable.

 

Aumento del 2.700% frente a los niveles de extracción actuales

Aunque unos 50 minerales –desde el cobalto al cobre, del níquel hasta las llamadas tierras raras– se consideran imprescindibles para la nueva economía verde, el litio es el más necesario. “Las baterías de ión de litio constituyen la tecnología de plataforma para la transición energética; dentro de poco el 90% de la demanda del litio será para baterías”, explica Andy Leyland , director de la consultora británica Benchmark Mineral Intelligence, que ha asesorado al nuevo presidente boliviano Luis Arce sobre la explotación del salar de Uyuni.

Se calcula que las baterías para los estimados 50 millones vehículos eléctricos que pueden ser construidos antes del 2050, así como para el almacenamiento de energía renovable, requerirán nada menos que 40 millones de toneladas de litio, lo cual supondría un aumento del 2.700% frente a los niveles de extracción actuales.

El primer reto para Arce –exministro de Economía elogiado por su gestión macroeconómica durante los primeros gobiernos de Evo Morales– es encontrar una manera de extraer el litio del salar de forma competitiva sin renunciar al control estatal de la industria y sin provocar un desastre medioambiental. El segundo desafío: industrializar el proceso para establecer fabricas de batearías y hasta de ensamblaje de vehículos eléctricos en Bolivia (ya existe una mini planta de ensamblaje en Cochabamba).

La creación de valor añadido tiene una enrome importancia simbólica en Uyuni, una región del departamento de Potosí, tristemente famoso por el saqueo colonial de la plata en el Cerro Rico.

Todos estos son retos difíciles (tal y como comprobó Evo Morales, derrocado en noviembre del año pasado en lo que él y Arce califican como “un golpe de Estado”) ya que, en Potosí, han iniciado unas protestas en contra de la participación extranjera en la extracción del litio.

Hasta hace poco el litio de Uyuni se consideraba poco viable en comparación con otro salar en Atacama en Chile y en el salar del Hombre Muerto en Argentina. Debido a la reducida concentración del litio en las salmueras –lagos subterráneos con elevadas concentraciones de sal– se calculaba que la extracción seria siete veces menos productiva que en Chile. En Uyuni la evaporación en grandes charcos del agua bombeada desde las salmueras a la superficie tarda ente 18 meses y dos años en Uyuni, más que en los salares chileno y argentino.

Para el 2050 se necesitarán 40 millones de toneladas de este mineral, esencial para baterías

 

Es más, existían temores sobre el posible hundimiento del salar con un importante impacto en el sector de turismo en la región así como la agricultura. Los cálculos sobre el agua usada en la producción del litio varían entre una cantidad catastrófica: 200.000 litros (según Jason Hickel en su nuevo libro Less is more ) a 1.500 litros por tonelada de litio (según el informe sobre sostenibilidad de la minera chilena Soqimic).

Tras invertir unos 10.000 millones de dólares de dinero público en el proyecto, Morales fue duramente criticado por firmar a principios del 2019 un acuerdo con la empresa alemana ACI Systems y la china Xinjiang Tbea Group-Baocheng, en una sociedad conjunta con la estatal Yacimientos de Litio Boliviano (YLB). Se preveía entonces que en cinco años Bolivia podría producir 150.000 toneladas, el 20% del litio producido a escala mundial.

 

Pero muchos potosinos protestaron por las bajas regalías, en manifestaciones que se convirtieron en elementos del descontento contra Morales, que rescindió el contrato con las empresas alemana y china poco antes de renunciar la presidencia.

Después de doce meses de gobierno conservador, que defendía la entrada de capital privado en el sector del litio, Arce, el candidato del partido de Morales, se impuso en las elecciónes de octubre en la primera vuelta.

Pese a todos los reveses en Uyuni, Arce y su equipo creen que el litio es el futuro para Bolivia.. “El salar es viable; la única cuestión es cuánto puede tardar en ponerse marcha, el impacto medioambiental y si se puede vender el litio”.

La viabilidad de Uyuni se ha visto potenciada por una nueva tecnología, conocida como la extracción directa del litio mediante un proceso químico que evita la necesidad de evaporación en la superficie. “Si no surgen problemas, va a reducir el tiempo de extracción y el impacto medioamental “ , dice Leyland.

En cuanto a la tercera pregunta –si Bolivia podrá vender su litio– todo indica que sí. La demanda media de este mineral se va a disparar. “Notros seguimos a todas las plantas que fabrican células de ion de litio; en el 2015 eran tres; ahora hay más de 170 en producción o planificadas; la demanda crece el 20% cada año”, dice Leyland. A largo plazo, Arce quiere crear una cadena de valor añadido, desde el salar hasta nuevas plantas de baterías y coches eléctricos aunque, de momento, se busca financiación y socios que faciliten transferencia de tecnología para el proceso de extracción.

Se estudia también la posibilidad de usar el litio para realizar la transición energética en Bolivia en la misma Bolivia. “El litio puede incidir en el cambio de la matriz energética dejando los fósiles fuera ; si tienes una forma de producir energía renovable y tienes la capacidad de almacenarla también en baterías, tienes una gran ventaja: y Bolivia tiene las dos ” dice Hernando Larrazábal , exrepresentante boliviano en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington.

La explotación de las reservas en Bolivia es objeto de conflictos entre el Estado y las empresas privadas

Arce seguirá apostando por mantener el litio en manos del Estado , al igual que el gas y el petróleo la minería y las telecomunicaciones. “No existe ninguna barrera que frene la operaciones de una empresa estatal; y lo cierto es que las empresas privadas han sacado resultados muy pobres con el litio”, asegura Leyland. “Hay que estar metido en la cadena de suministro y , por primera vez, los grandes fabricantes de automóviles están creando una para los coches eléctricos. Es una oportunidad para Bolivia para entrar en estas negociaciones”, manifiesta.

Dicho todo esto, no es un momento fácil. Tras una grave crisis económica y sanitaria y un año de mala gestión del gobierno transitorio, el déficit fiscal ya se sitúa en el 12% del PIB y difícilmente habrá fondos para la próxima fase del desarrollo tecnológico de la nueva industria del litio. “Tendrán que ser creativos pero hay mucha financiación en estos momentos para la transición energética y hay muchos fondos de sostenibilidad que buscan proyectos”, expone Leyland. Bolivia quiere aprovechar su antiguo oro blanco para la nueva economía verde.

 

 

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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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