Los ADRs locales cayeron hasta 8,5%
JULIÁN YOSOVITCH
Los principales índices norteamericanos iniciaron el año con cierta debilidad. Los bonos argentinos acompañaron esta tendencia, mientras continúan sin aparecer drivers de corto plazo que alienten a los inversores a tomar posición en la renta fija local. En el mercado, la expectativa sigue centrada en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en la dinámica sanitaria y su efecto en la economía del país.
En el primer día de operaciones del año en Wall Street, el Dow Jones retrocedió 1,25%, mientras que el S&P500 y el tecnológico Nasdaq anotaron pérdidas respectivas de 1,48% y 1,47%. Los índices cerraron el 2020 en máximos históricos, con un importante rally desde comienzos de noviembre, fecha en que se conoció la proximidad de una vacuna junto con el resultado electoral que consagró al demócrata Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos.
Los bonos soberanos argentinos imitaron la tendencia y anotaron deterioros en todos los tramos de la curva. En la parte corta, los Globales 2029 y 2030 cayeron 1,26% y 1,96% respectivamente. En el tramo medio, el Global 2035 cedió 1,95% y el Global 2038 perdió 2,06%, mientras que en el extremo más largo los bonos a 2041 y 2046 anotaron desmejoras respectivas de 2% y 1,85%.
Ante este escenario, el riesgo país volvió a apuntar al alza. El índice que mide JP Morgan escaló 28 unidades respecto del nivel con el que cerró 2020 y volvió a ubicarse en los 1400 puntos básicos, techo que no superaba desde el pasado 11 de diciembre.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI) estimaron que, de corto plazo, las negociaciones con el FMI serán sin dudas el principal driver para el movimiento de la curva en dólares. “Las conversaciones tomaron ritmo en diciembre, y se piensa podría (idealmente) llegar a una propuesta formal de los equipos técnicos y luego una votación (política) entre febrero y abril.
La clave de que se cierre antes de ese mes radica en que allí se deberá pagar al Club de Paris unos u$s 2200 millones. Lógicamente, el objetivo es no desembolsar esa cantidad de dólares –que no se tienen, además–, sino que ya con la carta del FMI, forzar una nueva reestructuración con este acreedor. Incluso del acuerdo al que se llegue con el FMI se entiende deberían desprenderse otras señales relevantes para el comportamiento de los bonos, como son los lineamientos de la política fiscal y monetaria”, dijeron.
Por otro lado, el mercado local sigue de cerca lo que pueda llegar a ocurrir con la situación sanitaria y su respectivo impacto en la economía local. Los riesgos de una segunda ola de contagios atentan contra la recuperación económica, ya que si el Gobierno decide volver atrás con la reapertura económica, los impactos en las cuentas fiscales y de actividad se verían fuertemente afectadas, lo cual probablemente impacte en el precio de los bonos y acciones.
Los analistas de PPI remarcaron que mayores restricciones, volverán afectar los ingresos y requerirán la continuidad de las ayudas que se buscaban comenzar a retirar.
“En este marco, creemos que la evolución de los bonos será volátil, al estar determinada por acciones que hoy no tienen un camino definido (y menos aún una resolución). No obstante, para los que estén dispuestos a asumir el riesgo –y sostengan expectativas positivas sobre, por ejemplo, un buen acuerdo con el FMI– sugerimos mantener una participación de la cartera en bonos de la parte media/larga de la curva –en particular, 2038 por su liquidez–.
Esta podría verse favorecida por una compresión de los spreads a la zona de septiembre (inicios de la post reestructuración). Sería además una forma de dolarizarse a un nivel que consideramos interesante”, estimaron.
Los analistas de Cohen advirtieron que este año presenta un desafío complejo para el Gobierno en relación a la necesidad de mayor eficiencia de las cuentas fiscales en un marco económico contractivo. Desde la compañía advierten que mientras los ingresos fiscales acumulados de los diez primeros meses del año pasado aumentaron al 23% respecto al mismo período del 2019, los egresos registraron un crecimiento del 68%.
“El planteo del recorte de subsidios y ajuste tarifario revelan esa problemática.Se prevé una gestión contractiva de la política fiscal dado el aumento exorbitante del gasto público de asistencia derivado del confinamiento. Si bien el desempeño fiscal estuvo determinado principalmente por los gastos de asistencia, resulta imperioso minimizar la fragilidad fiscal generada por la situación de pandemia y confinamiento lo cual ya fue aludido desde el Ministerio de Economía”, dijeron desde Cohen.
También mayoría de retrocesos se observaban en el segmento de renta variable local. Las acciones de las compañías argentinas no lograban quedar exentas del comportamiento bajista de Wall Street y mostraban una tendencia negativa tanto en Nueva York como en la plaza bursátil local.
Los ADRs locales cayeron hasta 8,5%, encabezados por los papeles de Edenor. Detrás, con un derrumbe de 8,1% se ubicó Cresud, mientras que Loma Negra y el Banco Macro también se destacaron al dejar pérdidas respectivas de 7% y 6,6%.
Mismo escenario pudo verse en la Bolsa porteña, lo que llevó al índice S&P Merval a caer 0,97%, hasta los 50.730 puntos.