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POLÍTICA
Era Biden: Tres claves económicos. Plan de estímulos y Yellen
MINING PRESS/ENERNEWS/BBC

Aumento de gasto, suba de salarios e impuestos y deuda estudiantil

19/01/2021

Gran parte de los esfuerzos de los primeros meses de Joe Biden en la Casa Blanca estarán dirigidos a mitigar la devastación social y económica provocada por la pandemia de Covid-19. "No puedes manejar una crisis económica mientras no hayas derrotado la pandemia", dijo Biden durante su campaña.

Si bien el país permanece profundamente dividido, el Partido Demócrata, que representa a Biden, tiene el control de la Cámara y también una estrecha mayoría en el Senado, lo que le da más espacio para impulsar su agenda legislativa.

Su llegada a la presidencia viene con un plan de US$ 1,9 billones de estímulo que incluye pagos directos a las familias, apoyos a las pequeñas empresas y fondos para extender la aplicación de la vacuna contra el coronavirus, que hasta ahora ha provocado cerca de 400.000 muertes en el país.

Y más allá de la emergencia, el demócrata tendrá que arreglárselas para conseguir el apoyo político necesario que le permita sacar adelante iniciativas de su programa económico como la creación de más empleos, el apoyo a la manufactura nacional y el desarrollo tecnológico, o la inversión en energías renovables.

Natalie Sherman, reportera de Negocios de BBC, explica cuáles son algunos de los cambios que Biden tiene en la mira.

 

Aumento del gasto en la pandemia

Desde que ganó las elecciones en noviembre, Biden ha puesto en el centro de sus planes el objetivo de entregar alivio económico adicional a quienes se han visto más afectados por la pandemia.

Hace unos días anunció una propuesta de estímulo económico de US$ 1,9 billones, que incluye un billón destinado a los estadounidenses a través de pagos directos de US$ 1.400, si el Congreso la aprueba.

El plan también contempla US$ 415.000 millones para impulsar la aplicación de la vacuna contra el coronavirus, así como US$ 440.000 millones en apoyos para las pequeñas empresas.

"Una crisis de profundo sufrimiento humano está a la vista y no hay tiempo que perder. Tenemos que actuar y tenemos que actuar ahora", dijo en un mensaje televisado el 14 de enero.

Su propuesta también busca ampliar los beneficios por desempleo y destinar US$70.000 millones para las pruebas de Covid-19 y la distribución de vacunas.

Hay pocas dudas de que los republicanos lucharán contra los planes. Y algunos analistas de Wall Street, como los de Goldman Sachs, ya están delineando en el papel que el monto final aprobado podría ser mucho menor, acercándose a los US$ 750.000 millones.

"Eso, al menos, debería ser más fácil de lograr", señala Chris Low, economista jefe de FHN Financial.

Aumento del salario mínimo y de los impuestos

Biden también abogó por un salario mínimo de US$ 15 la hora. Y aunque se mantuvo alejado de pedir explícitamente impuestos más altos, dijo que planeaba pagar las inversiones asegurándose de que las corporaciones y "los de arriba" paguen su "parte justa".

"Es lo correcto para nuestra economía", señaló en el discurso. "Es lo justo y lo decente".

En otras ocasiones Biden ha prometido que presionará para aumentar los impuestos a los hogares más ricos y revertir parcialmente los recortes impositivos otorgados a las empresas durante la administración de Donald Trump, cuando las tasas máximas cayeron del 35% al ​​21%.

Sin embargo, incluso con mayorías demócratas, no está claro que la idea se convierta en realidad en el corto plazo, ya que para lograr tales movimientos, probablemente se requiera apoyo republicano.

 

Los analistas de Wall Street, al menos, están apostando a que los impuestos más altos queden fuera de la mesa por ahora.

Pero Jason Furman, profesor de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard y asesor económico del ex presidente Barack Obama, cree que algunos aumentos siguen siendo posibles.

"El presidente Biden sólo podrá obtener una fracción de lo que pide, porque no puede hacer más de lo que quiere el senador demócrata más moderado", arumenta.

"Creo que obtendrá algunos aumentos de impuestos para los hogares y corporaciones de altos ingresos, pero no una gran cantidad".

Invertir billones de dólares en infraestructura que cuide el medioambiente

Durante la campaña, Biden se comprometió a impulsar la economía estadounidense con inversiones masivas en infraestructura, poniendo el énfasis en obras que no contaminan, como estaciones de carga para vehículos eléctricos.

"Imagínese confrontar la crisis climática con empleos e ingenio estadounidenses liderando el mundo", dijo el demócrata.

"Sé que lo que describí no es barato, pero no hacerlo nos costará caro", agregó, argumentando que al fortalecer la economía estadounidense, tales inversiones ayudarían incluso a manejar la creciente deuda nacional de Estados Unidos.

Es una idea que cuenta con apoyo de grupos empresariales y que, en teoría, podría unir a conservadores y liberales.

Pero lograr que el Congreso se sume a un gasto considerable en obras públicas podría resultar más fácil de decir que de hacer.

Después de todo, Donald Trump también promocionó los planes de infraestructura, promesas que se convirtieron en una broma en Washington ya que repetidamente no lograron progresar.

Y por otro lado, muchas políticas favorables al medioambiente siguen siendo controvertidas en los círculos republicanos y empresariales.

Un gran dolor de cabeza: la deuda estudiantil universitaria

No está claro hasta dónde llegará Biden cuando se trata de usar el poder de la Casa Blanca.

Líderes demócratas como los senadores Elizabeth Warren y Chuck Schumer lo han presionado para que firme órdenes ejecutivas eliminando hasta US$50.000 en deudas estudiantiles con el gobierno federal.

Hasta ahora, Biden ha rechazado los llamados para cancelar unilateralmente tales deudas, manteniéndose en la postura que adoptó durante su campaña electoral, cuando respaldó propuestas legislativas para condonar hasta US$10.000 en préstamos federales para estudiantes.

"Los primeros años, la administración Biden va a pasar mucho tiempo tratando de establecer cuál es la posición política correcta porque no están de acuerdo", dice la economista Pippa Malmgren, quien trabajó con el gobierno de George W. Bush. "La izquierda está dividida, pero no tan marcadamente como la derecha".

Yellen: "En circunstancias como las actuales hay que actuar a lo grande"

Gaceta Mercantil

Janet Yellen compareció por videoconferencia ante el Senado para ser confirmada como secretaria del Tesoro (ministra de Economía) de Estados Unidos dibujando un panorama alarmante de los retos que enfrenta la primera potencia mundial tras cuatro años de Donald Trump en el poder: una pavorosa crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus y amenazas como el cambio climático o la competencia “abusiva, injusta o ilegal” de China, son tres de ellos.

Pero a grandes males, grandes remedios, subrayó la veterana economista apenas empezó su exposición, y la apertura de la Bolsa de Nueva York, al alza, pareció darle la razón mientras el euro se apreciaba frente al dólar.

Plan de estímulo y multilateralismo, las cartas del... | Página12

“En circunstancias como las actuales, lo más inteligente es actuar a lo grande”, aseguró como declaración de intenciones. “Nadie merece más crédito que Yellen para lograr una expansión económica sostenida, por lo que debería ser confirmada el primer día”, señaló el senador demócrata Ron Wyden al presentarla.

Yellen explicó al comité de Finanzas senatorial que no es tiempo de preocuparse por el déficit fiscal cuando lo que se necesita es invertir en infraestructura, I+D, formación y capacitación de la fuerza laboral, para lo que será preciso que los más ricos contribuyan con “impuestos justos y progresivos”, revirtiéndose incluso parte de la gran reforma fiscal trumpista de 2017, que benefició a las grandes fortunas y a las corporaciones.

Para evitar que millones de estadounidenses se queden descolgados del sistema por la pandemia, Yellen prometió ampliar las ayudas por desempleo y los bonos de comida, pasos que evitarán a largo plazo “la destrucción de empleo permanente”.

Luego analizó el contexto internacional en el que la nueva Administración se deselvolverá y, más allá de las formas, como Trump citó a China como “el competidor estratégico más importante de EE.UU.”.

Para hacer frente a esa amenaza, subrayó, el presidente Biden tiene previsto presentar un segundo paquete de medidas –incluida la inversión en infraestructura– para reforzar la competitividad económica del país.

Está en juego el cetro de superpotencia global, que todo indica que EE.UU. perderá a manos de China en breve plazo, y Yellen consideró que las medidas para evitarlo deben ser igual de ambiciosas que los retos. La Casa Blanca también prepara un arsenal de herramientas para atajar “las prácticas abusivas, injustas e ilegales” de Pekín, anticipó.

En respuesta a preguntas de los senadores, la expresidenta de la FED enumeró esas prácticas en una serie de políticas tradicionales que incluyen subsidios ilegales, dumping (venta por debajo del costo) de productos, robo de propiedad intelectual y barreras de ingreso a productos estadounidenses.

Al concluir su exposición, la próxima titular de Economía acusó a China, además, de cometer “horrendos abusos de derechos humanos”.

La otra gran amenaza –”una amenaza existencial”, según la calificó- es el cambio climático y para abordarlo la Administración demócrata invertirá en tecnologías limpias, energías renovables y el decidido fomento del uso de vehículos eléctricos, pues además ese sector puede constituir una nueva veta de empleo.

En el programa electoral que lo llevó a la Casa Blanca, Biden siempre ha equiparado reactivar la economía para superar la pandemia con reformular su concepción y sus objetivos.

Mantener la confianza en la economía de EE.UU. es bueno para el país, dijo Yellen, pero también para sus socios comerciales. El valor del dólar y de otras divisas deben determinarlo el mercado, rezó, y no otros operadores, por lo que manipular los tipos de cambio para sacar ventaja comercial resulta “inaceptable”.

“Me opondré a todo intento por parte de cualquier país de manipular artificialmente las tasas de cambio para sacar partido comercial de la operación”, advirtió.

Neokeynesianismo

La candidata a ocupar la secretaría del Tesoro señaló que asegurar el acceso a la financiación de las pequeñas y medianas empresas resulta prioritario. También garantizar la sostenibilidad del presupuesto federal y para eso la clave será superar la pandemia. “Sin más ayuda, tendremos que lamentar problemas económicos a largo plazo”, dijo. “La trayectoria fiscal a largo plazo es un motivo de preocupación, algo a lo que debemos prestar atención, pero es importante recordar que estamos en un período de tasas de interés muy bajas”, subrayó, lo que es un signo de "cambios estructurales que probablemente permanezcan durante mucho tiempo, aunque eventualmente puedan aumentar para garantizar que el déficit primario sigue siendo reducido”.

El propósito de la política fiscal de la Administración Biden no será subir los impuestos, subrayó, sino proporcionar alivio a las víctimas de la crisis sanitaria. “Debemos pensar en la política fiscal como parte de las inversiones en infraestructura, el fomento de la I+D o el impulso de la industria manufacturera”, opinó, y en ningún modo en el aumento de las tasas corporativas al nivel previo a los recortes de la Administración republicana en 2017, pues esa no es la intención de Biden. “Pero sí que las grandes corporaciones y las grandes fortunas paguen la parte que les corresponde”, avisó.

O sea, que desaconsejó pensar en la subida de impuestos en abstracto y en cambio, sí, hacerlo “en el contexto de un vasto programa de inversiones”.

La apuesta del nuevo gobierno por programas como Medicare, “cuyos beneficios debemos preservar”, continuará. Con guiños a los trabajadores más precarios de las ciudades, las comunidades rurales, las minorías más afectadas por la pandemia como la afroamericana o la latina –”hay que reducir la brecha económica racial”, instó-, y las mujeres, “víctimas en un grado desproporcionado de la pandemia”, la próxima funcionaria bajó a la realidad de la calle al plantear cómo será el combate contra el virus. “Las escuelas necesitan más recursos” para una transformación digital que les permita afrontar un tipo de enseñanza radicalmente distinto, “y Biden quiere reabrirlas en los próximos cien días”, anunció.

 

En su exposición programática no dejó prácticamente ningún aspecto sin señalar como cuando mencionó el riesgo que presentan las criptomonedas en el blanqueo de dinero por parte del terrorismo, fenómeno ligado a un mundo tecnológico en constante cambio.


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