La mayoría de los hombres de negocios considera que sufrirá una mayor presión fiscal y anticipa que habrá menos inversiones y negocios este año
ANDRÉS SANGUINETTI
Los impuestos sobre el sector formal que viene aplicando el gobierno seguirá siendo una de las mayores preocupaciones de los argentinos durante este 2022.
Particularmente, porque se espera que la presión impositiva aumente y afecte de manera negativa las decisiones de inversión que, de ese modo, buscarán países con un esquema tributario menos pesado y más estable que el argentino.
De hecho, hace 20 años Argentina recibía inversiones extranjeras por un monto similar al de Chile, Colombia y Perú combinados y en la actualidad esta proporción está en un tercio del total.
En las últimas semanas se dieron a conocer dos informes privados sobre las expectativas de la sociedad en general y de los empresarios en particular sobre el escenario impositivo local para este 2022.
Una fue elaborada por la Fundación Libertad y Progreso y otra por la consultora internacional KPMG. Ambas coinciden en advertir que la mayoría de la sociedad y de las empresas muestra preocupación por la elevada presión fiscal y, sin embargo, espera pagar todavía más que en la actualidad, cuando ya ese nivel supera el 31% y hay que trabajar cinco meses para pagar los impuestos que recauda AFIP.
QUÉ PASARÁ CON LA PRESIÓN IMPOSITIVA
La primera de las encuestas, realizada entre más de 1000 personas de todo el país, advierte que el 68% de los argentinos espera que la presión impositiva siga subiendo mientras que otro 28% aspira a que se mantenga en los niveles actuales y apenas un 4% reza por algún tipo de rebaja.
Ese nivel de expectativas potencia, junto a otros factores, la decisión de migrar del país y buscar nuevas oportunidades, un fenómeno que se ha acentuado en los últimos años, en particular entre los jóvenes, al punto que entre septiembre del 2020 y mediados del 2021 más de 60.000 personas se fueron del país.
Es más, en la encuesta de la Fundación son los jóvenes de 16 a 29 años quienes tienen expectativas de que los impuestos sigan subiendo, con el 71% de las respuestas, mientras que para las personas de más de 50 años el porcentaje se reduce al 64%.
Al respecto, Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso advierte que estas expectativas siguen la lógica impositiva de las últimas dos décadas, cuando la presión tributaria aumentó en casi 15 puntos del producto y la cantidad de impuestos y tasas superó los 170.
MÁS IMPUESTOS, MENOS RENTABILIDAD
"Solo en el último año se aumentaron o crearon 17 impuestos", asegura el experto para quien "más impuestos significa menos rentabilidad para el sector privado, lo que se traduce en menos ahorro y menos inversión, menor crecimiento económico y mayor pobreza".
Del mismo modo, Iván Cachanosky, economista colaborador de la Fundación Libertad y Progreso, la mayor percepción que se evidencia entre los jóvenes "implica que Argentina expulsa emprendimientos, innovación y empleo de calidad".
En tanto Aldo Abram, director Ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso, aclara que de los 170 impuestos vigentes más de 120 son responsabilidad de las provincias y municipios.
INGRESOS BRUTOS, EL IMPUESTO QUE MÁS IMPACTA
Por su parte, del relevamiento elaborado por KPMG se desprende que Ingresos Brutos es el impuesto que más impacta en los precios de productos y servicios.
Por lo menos esa es la percepción que surge de la encuesta anual de impuestos de KPMG que responden los Chief Financial Officer (CFO) y especialistas impositivos de empresas medianas y grandes de primera línea de todo el país. En el último reporte, la mayoría coincidió con que la presión impositiva aumentará en el 2022 y que el actual sistema no ayuda a bajar la informalidad de la economía.
La encuesta denominada "Impuestos en la Argentina. El impacto en la actividad económica y en los negocios desde la visión de las empresas", recoge la opinión de 70 directores financieros, cuyas decisiones de inversión suelen resultar significativas en el crecimiento, empleo y formalización económica.
El 81% de los participantes prevé una mayor presión fiscal este año, mostrando una mirada pesimista que, sumado al elevado porcentaje de encuestados que señalaron que ya en 2021 la presión fiscal los había llevado a una situación de desinversión, es una señal de alerta para las autoridades económicas.
De todos modos, la mayoría de las empresas ratificó su intención de mantener la inversión en el país dentro de un marco de expectativas negativas para planificar nuevas inversiones.
PREOCUPAN LAS INVERSIONES EN EL 2022
Igualmente, la encuesta para el 2022 recepta una baja entre quienes manifiestan disminuir su inversión en el país pasando de un 32,26% de opiniones de 2021 a un 18,18% para este año. Como contrapartida, sube en la misma proporción los porcentajes de quienes prevén mantener su inversión pasando del 56,45% el año pasado al 74,24%.
La proporción de quienes manifiestan su decisión de aumentar la inversión se mantiene aún muy baja tal cual se manifestaba ya el año pasado.
Otro punto preocupante en las respuestas lo manifiesta que el 93,94% manifestó que el actual sistema impositivo no es funcional a bajar la informalidad económica.
Como cada año, la encuesta profundiza también en la percepción que tienen las empresas en cuanto al desempeño de las autoridades fiscales y la justicia en el ámbito tributario.
En este marco, para el 65,67% de los consultados el Impuesto sobre los Ingresos Brutos sigue siendo, como el año pasado, el que más encarece los precios y servicios de las empresas como consecuencia de la suspensión de los beneficios del Consenso Fiscal firmado en el 2017.
La encuesta de KPMG también observa un significativo escepticismo en cuanto a que puedan reanudarse las rebajas impositivas planteadas en aquel consenso.
"Es bastante improbable el éxito de una reforma fiscal que haga foco en la productividad y en el desarrollo sustentable sin apuntar a una readecuación del Impuesto sobre los Ingresos Brutos y a moderar fuertemente la superposición de regímenes de recaudación provinciales", señaló Fernando Quiroga Lafargue, socio de Impuestos Corporativos de KPMG en Argentina y responsable de la encuesta.
CÓMO SE AFECTARÁN LOS PLANES DE INVERSIÓN
Otro 92,54% de los encuestados dijo verse afectado por el marco impositivo en sus planes de inversión, ya sea en decidir directamente desinvertir (46,27%) o a no encarar nuevos planes (46,27%). Sólo un 7,46% manifestó haber desarrollado en el 2021 algún plan de expansión en términos de inversión.
Por otra parte, la provincia de Buenos Aires fue nuevamente elegida la de más alta carga fiscal afectando fuerte la determinación de los precios de productos y servicios. Le siguieron Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Misiones.
Sin embargo, el 70% de los ejecutivos de finanzas afirmó no haber restringido aún operaciones de ventas de bienes y prestaciones de servicios a pesar de la alta presión fiscal de algunas provincias. De todas maneras, no deja de ser significativo que un 30% manifieste haberlo hecho.
De hecho, Tucumán, Misiones y Salta encabezan el ranking de jurisdicciones que por su presión fiscal terminan incidiendo en alguna medida en una oferta más restringida de bienes y servicios a la que acceden sus residentes.
A partir de estos datos, el 52% de los encuestados consideró que no serían exitosas en materia de recaudación la aplicación de amplias moratorias impositivas en el ámbito nacional.
Un 50,75% sostuvo que sí lo serían a nivel provincial en aquellas que prevean beneficios de quitas, intereses y multas. En la encuesta del año pasado, cercana a la etapa más restrictiva de circulación por la crisis sanitaria, un 61% de las opiniones auguraron que este tipo de medidas podían ser positivas en recaudación para los organismos fiscales.
INMOVILIZACIÓN FINANCIERA, UNA PROBLEMÁTICA DEL RÉGIMEN TRIBUTARIO
Otro resultado preocupante de la evaluación de KPMG se vincula con los saldos a favor, ya que un 83,58% de las respuestas identificó tener dinero favorable en impuestos provinciales por entre $10 millones y $50 millones.
Según el reporte, "la generalización de este tipo de inmovilización financiera para las empresas es normalmente muy perjudicial. La multiplicidad de regímenes de recaudación provinciales sobre transacciones, exacerbados por los regímenes que recaudan sobre acreditaciones bancarias constituye una de las principales problemáticas del régimen tributario argentino".
A la luz de estas opiniones se observa que la mayor apertura que han tenido algunas jurisdicciones a receptar estos casos en los últimos años no ha resultado suficiente.
En concreto, un 77,61% de los participantes afirmó que no son efectivas ni suficientes las medidas impositivas de incentivo nacionales y provinciales para el desarrollo de la actividad industrial; el 85,07% para la inclusión financiera, y 73,13% para la actividad exportadora.
En cambio, fue mayormente positiva (56,72%) la mirada sobre los incentivos para industria del conocimiento.
Como todos los años, KPMG consultó también sobre la objetividad de los organismos fiscales o tribunales administrativos o judiciales. Es decir, tener una mirada abierta y amplia frente a los temas como autoridad fiscal y no privando siempre una visión meramente recaudatoria utilizando un puntaje del uno al 10.
Con respecto a AFIP, las opiniones muestran una evolución positiva y gradual. En el 2018 fue de 4,14; en el 2019 de 4,44; en 2020 de 4,64 y en 2021 de 5,06.
Para AGIP y ARBA (Rentas de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires) se mantuvieron, en el primer caso, en un rango intermedio de 5,12 mientras que en el segundo caso la apreciación de objetividad por parte de las empresas continúa siendo baja con una calificación de 4 puntos.
En cuanto la opinión de objetividad de tribunales administrativos en el ámbito impositivo se observa que el Tribunal Fiscal de la Nación mantiene una valoración intermedia de 5,21.
Para la Corte Suprema de Justicia y su accionar en materia impositiva, fue calificada con la ponderación más alta (5,52). Con relación a la opinión sobre la Justicia Provincial, la consideración sobre objetividad baja abruptamente a 4,02 lo cual constituye una doble señal de alerta para la generación de confianza en el ámbito de los negocios dada la altísima incidencia del Impuesto sobre los Ingresos Brutos en la Argentina.