La semana pasada la vice presidenta, Cristina Fernández, criticó el manejo del comercio de Argentina calificando la situación como un "festival de importaciones". Al cruce salieron representantes más cercanos al presidente Alberto Fernández y además se lanzaron nuevas medidas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) para "contener" ésta fiesta.
Según los datos preliminares de la entidad que dirige Miguel Pesce, las importaciones de junio tocarían otro record de US$ 9.000 millones. En mayo las compras al exterior registraron un record de US$ 7.870 millones, la importación de GNL fue lo que abultó la cifra (y lo que complicaría a la de junio)
Miguel Ángel Pesce, titular del Banco Central, defendió las medidas anunciadas en la mañana del lunes para frenar la sangría de dólares, negó que se traten de "restricciones a las importaciones" y consideró que el país atraviesa "un momento complejo" por el aumento del gasto en energía.
“La decisión del Banco Central es evitar atacar este problema desde la reducción de la demanda o un salto devaluatorio, por eso se incrementó el financiamiento de importaciones", explicó.
“Estamos en un momento complejo. Las importaciones de junio pueden rondar los 8.000 millones de dólares, de los cuales 2.000 son de energía", graficó Pesce, que indicó que las importaciones de ese rubro aumentaron un 207% en los primeros cinco meses del año.
De los US$ 9.000 que se proyectan para junio, US$ 2.000 millones estarían explicados por las importaciones de energía y el resto, de bienes e insumos. Para algunos funcionarios se trata de un ritmo “insostenible” de compras al exterior, por lo que preparan un ajuste de clavijas para reducir la cantidad de importaciones mensuales a un número más cercano a US$ 6.000 millones, un número que en algunas consultoras estiman como viable en el marco de una meta que corre en paralelo, que es acumular reservas en el BCRA, tal como fue acordado con el Fondo Monetario Internacional.
Según cifras difundidas por Julian Rojo, economista del Instituto de Energía General Mosconi, en los primeros cinco meses del año el país destinó US$ 760 millones al GNL, US$ 1.950 millones al gasoil y US$ 530 millones al gas que se importa de Bolivia.
Según cifró Sofía Diamante en La Nación, en mayo, se importaron US$ 1.601 millones en combustibles y lubricantes, lo que implicó un aumento de 227%, US$1111 millones más que un año atrás. En lo que va del año, por su parte, las importaciones de energía acumularon un total de US$4641 millones, lo que implica un incremento de 205%, ya que el año pasado habían representado en el mismo período US$ 1.520 millones, según consignó el Indec, que incluye en la cuenta a lubricantes y otros productos. De acuerdo con datos de LCG, en solo cinco meses, ya se importó el 79% del total del año pasado y un 104% de todo 2019.
La empresa estatal Enarsa, encargada de las compras de gas natural licuado (GNL), confirmó que se habían contratado 41 buques, de los cuales 27 están destinados a la terminal de Escobar (que tiene una capacidad de regasificación mayor) y 14 a Bahía Blanca.
Las primeras licitaciones se cerraron con precios de US$ 42 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) y en la última consiguieron valores más cercanos a US$ 24 en promedio. Al momento, el costo es de US$2925 millones, aunque el pago de los buques se realiza a medida que llegan a la Argentina.
El Indec informó que el Intercambio Comercial Argentino (ICA) registró en mayo un saldo positivo de US$ 356 millones. Fue la diferencia entre exportaciones, que crecieron un 20,7% interanual, a US$ 8.226 millones, e importaciones por US$ 7.870 millones.
Esa cifra mensual representó un récord nominal histórico por encima de los US$ 7.671 millones de agosto de 2011, y US$ 7.083 millones de marzo de 2022.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce; el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli; y la titular de la AFIP, Mercedes Marcó de Pont, buscarán aceitar la coordinación entre las tres áreas que hoy tienen injerencia en la cuestión.
Según publicó Infobae, el Ministerio de Desarrollo Productivo, en el que todavía no se terminó de acomodar Daniel Scioli, podría aliviar la tarea del Central a través del Sistema de Monitoreo de Importaciones, todo para reducir al mínimo posible lo que en el gobierno definen como “importaciones especulativas”. Especulación en todo caso alentada por una brecha que la política económica y la política a secas no logran reducir de modo convincente y que hace apetecible stockearse antes que la mercadería importada -piezas y repuestos en particular- se vuelva más cara, escasa y de difícil acceso.