En 10 años ha crecido en más de 15 puntos porcentuales la pobreza
LUCIANA PAZ
No hay dobles lecturas, Argentina no logra bajar los índices de pobreza sino que parece esforzarse para que suban. Los planes sociales demuestran no ser la solución y a diciembre 2022, según las cifras del Informe de la Deuda Social de la Universidad Católitica Argentina muestra que más del 43% de los argentinos están debajo de la línea de pobreza.
Con un pico durante la pandemia, la situación comenzó a normalizarse en 2021 con la apertura de la economía, pero los datos del tercer trimestre de este año marcan un resultado desalentador.
Los malos números no son de ahora, tampoco de siempre pero si no se toman medidas serán para siempre. Argentina tiene los recursos, las oportunidades y el capital humano pero fallan las maneras de administrarlo y ponerlo a funcionar.
Nos alegramos con anuncios de inversiones, con un pequeño alza en las cifras de empleo y lo bueno es que también nos muevan otras: El 32,7% de los hogares y 43,1% de las personas se encuentran bajo la línea de la pobreza en el país; Entre julio y octubre de este año el 5,7% de los hogares y 8,1% de las personas eran indigentes.
Lo no tan malo, de acuerdo con los resultados del informe “Trabajo, empleo, inactividad forzada y exclusión social. Argentina Urbana 2010-2022”, la tasa de empleo subió del 58,8% registrado en 2021 a 64,3 % este año. Solo el 40,3% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos, mientras que el 8,7% de esta población se encontraba abiertamente desempleada y el 23,0% sometida a un subempleo inestable, es decir, realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación. Al mismo tiempo, el 28,0% contaba con un empleo regular, pero precario, con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia y sin afiliación al sistema de seguridad social.
En 2022 las cifras de indigencias bajaron pero como consecuencia de una suba del asistencialismo. 40% de los hogares recibió alguna asistencia social (el 50% de la población urbana ha sido asistida por alguno de los programas o complementos implementados). Sin estas asistencias, la tasa de indigencia habría alcanzado en vez de 8% a casi el 20% de la población, y la tasa de pobreza en vez del 43% al 50%
Según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina que hacen comparables hacia atrás la actual metodología de pobreza del INDEC, más allá de algunos buenos momentos, el deterioro social es por demás evidente, la pobreza monetaria viene aumentando en la Argentina en términos tanto relativos como absolutos.
Luego del lejano 6% de pobreza en 1974 (1,5 millón de personas), durante la recuperación de la democracia el piso de pobreza fue del 20% (6 millones de personas), durante la convertibilidad oscilamos entre 25% y 30% de personas bajo la línea de pobreza (no menos de 10 millones de personas), todo esto antes de la crisis del 2001-2002. Actualmente, 40% de la población urbana estaría afectada por privaciones económicas fundamentales (más de 17 millones de personas).
Por otro lado, si en 2021 la tasa de desocupación fue de 9,1%, la posterior reactivación generó que este año la desocupación disminuyera al 8,7%. Entre otros datos, recolectado por la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA entre julio y octubre de 2022, se señala también que aproximadamente un 50% de la población activa no posee un empleo con plenos derechos laborales.
Según indica el informe, la sociedad argentina acumula varias décadas de políticas fallidas en materia de crecimiento sostenido y distribución del ingreso, las cuales han ocasionado un deterioro significativo en materia de capacidades de desarrollo humano e integración social.
Esto ha ocasionado la conformación de al menos dos generaciones de nuevos pobres y de una nueva actualmente en gestación. Ni la matriz político-ideológica “mercado-céntrica” ni la matriz “estadocéntrica”–a pesar de sus más que seguros buenos propósitos– mostraron ser virtuosas para promover un desarrollo productivo con equidad sustentable.
Ni las políticas de liberalización económica, ni las políticas de asistencia social son suficientes por sí solas para promover un modelo de desarrollo equilibrado en lo productivo y en social, con capacidad de incluir en un mismo proyecto político-económico a los agentes productivos, a los sectores del trabajo y al Estado, integrando social y laboralmente a la sociedad de los excluidos al modelo social.
Nada que la acción política de las clases dirigentes no pueda encarar, ofreciendo a la sociedad una agenda progresista de transformaciones y políticas de crecimiento, empleo e inversión económica, social y en capital humano, bajo nuevos acuerdos políticos y sociales.
Según determina la UCA, la causa de la pobreza ha sido y sigue siendo la falta de un crecimiento equilibrado entre sectores dinámicos y sectores tradicionales con capacidad de integrar al conjunto de las fuerzas del trabajo. El resultado es un aumento sostenido de los “excedentes absolutos” de población.
De ahí la importancia de una política redistributiva, no en términos de ingresos corrientes, sino orientada al desarrollo de capacidades productivas hacia los segmentos y regiones más rezagadas. Para lograr dicho crecimiento, son menos fundamentales -aunque necesarias- las grandes inversiones internacionales, sino la multiplicación de pequeñas, medianas y grandes inversiones fundadas en el ahorro nacional, orientadas a ampliar la dotación de capital tanto productivo como humano y a la creación de nuevos puestos de trabajo
La Encuesta de la Deuda Social Argentina surge de un diseño muestral probabilístico de tipo polietápico estratificado y con selección sistemática de viviendas, hogares y población en cada punto muestra (5760 hogares).
El cuestionario es multipropósito; consta de un módulo del hogar, un módulo que releva información para cada uno de los integrantes del hogar y un módulo de relevamiento individual sobre el entrevistado. Se complementa con un módulo de infancia que se aplica a todos los miembros del hogar menores de 18 años.
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