Persisten incertidumbres políticas, económicas y geopolíticas en Estados Unidos y en todo el mundo, lo que podría impactar el crecimiento y el producto interno bruto
MATTHEW BLAKE
El año 2024 será trascendental para los sistemas financieros y monetarios globales. A pesar de las incertidumbres políticas, económicas y geopolíticas en Estados Unidos y otros lugares, el sector financiero puede desempeñar un papel constructivo en cuestiones de importancia sistémica, fortaleciendo así la integridad del sistema y la cooperación global en beneficio de todos.
Políticamente, Estados Unidos se acerca rápidamente a unas elecciones presidenciales muy polémicas, acentuadas por un electorado dividido. La desunión y la discordia en múltiples frentes plantean la posibilidad de que la inestabilidad política en la economía más grande del mundo pueda tener implicaciones desestabilizadoras que trasciendan las fronteras.
La salud de la economía también es incierta en Estados Unidos, donde se pronostican para 2024 reducciones de las tasas de interés, un crecimiento del producto interno bruto real marginalmente positivo y un bajo desempleo. Ha aumentado la confianza en un “aterrizaje suave”, pero todavía es posible que la inflación resulta más complicado y volátil de lo que se suponía, lo que podría catalizar un resultado económico más bajista.
A nivel mundial, las tensiones geopolíticas están aumentando rápidamente. El Brexit, las relaciones entre China y Estados Unidos y la guerra en Europa y Medio Oriente están abriendo brechas entre los países y obligando a recalibrar las lealtades económica y militarmente. Estas dinámicas cambiantes ya son evidentes en términos económicos.
El comercio entre países geopolíticamente alineados ha aumentado más del 6%, según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, mientras que otros tipos de comercio han disminuido. Un análisis reciente del Fondo Monetario Internacional sugiere que las restricciones al comercio internacional podrían reducir la producción económica mundial hasta en un 7% con el tiempo (aproximadamente el tamaño de las economías francesa y alemana juntas, según los autores).
A pesar de este contexto tan preocupante, los servicios financieros pueden desempeñar un papel pragmático y constructivo en cuestiones de preocupación sistémica, actuando como una fuerza de cohesión en lugar de fricción. Las áreas de cooperación notables incluyen salvaguardar la estabilidad financiera, combatir a los actores criminales, el financiamiento climático y reforzar la resiliencia financiera individual.
ESTABILIDAD FINANCIERA
Es imperativo salvaguardar la estabilidad financiera. Como se vio durante la crisis financiera global y más recientemente con la desaparición del Silicon Valley Bank, el activo más valioso de una institución financiera es la confianza. Cuando se pierden, las reverberaciones son de gran alcance y potencialmente desestabilizadoras para el sistema.
El sector financiero debe seguir cooperando a través de fronteras para garantizar la preparación contra futuras crisis. Mitigar el contagio de los ciberataques es de particular relevancia a medida que los malos actores manipulan cada vez más las tecnologías emergentes en detrimento del sistema.
En un ejemplo reciente del nivel requerido de riesgo y cooperación, el ataque de ransomware de noviembre de 2023 contra el corredor de bolsa estadounidense del Banco Industrial y Comercial de China requirió la intervención de los bancos chinos y estadounidenses para garantizar la estabilidad del mercado cuando la correduría se quedó temporalmente con una deuda de US$ 9.000 millones a un cliente.
Otro ejemplo se refiere a las líneas de swap diarias (que tienen como objetivo mejorar la liquidez en los mercados de financiación entre bancos centrales en momentos de tensión en los mercados) que se materializaron tras la crisis financiera de 2008, se reforzaron durante la pandemia y se utilizaron una vez más el año pasado durante el período de bancarrota. agitación que enredó a varios prestamistas estadounidenses y condujo a la desaparición de Credit Suisse.
LUCHAR CONTRA LOS MALOS ACTORES
La lucha contra los actores nefastos sigue siendo una prioridad máxima para las instituciones financieras y representa un espacio donde se requiere una cooperación pragmática y global para tener éxito.
Según la Coalición Mundial para la Lucha contra los Delitos Financieros, los ingresos procedentes de delitos financieros superan los US$ 3,6 billones, y el 75% de esta suma es atribuible al blanqueo de dinero. Los costos de cumplimiento son altos y están aumentando, con estimaciones que superan los US$ 270.000 millones en mercados clave, mientras que el riesgo geopolítico y la evolución de las amenazas criminales, entre otros factores, impulsan los costos.
Las instituciones financieras representan la primera defensa contra el dinero ilícito que pasa por el sistema financiero. Para abordar este importante desafío se requiere una mayor cooperación transfronteriza entre las instituciones financieras y las fuerzas del orden para compartir información y mejores prácticas.
FINANCIAMIENTO CLIMÁTICO PARA CERO EMISIONES NETAS
El cambio climático es una preocupación existencial que requiere cooperación público-privada, dada la escala y los costos asociados inherentes al desafío.
Si bien los bancos e inversores han asignado billones de dólares a proyectos de energía renovable, en el futuro se requiere un enfoque mejorado para lograr una transición exitosa de las industrias y los sistemas energéticos hacia el cero neto.
El papel de las tecnologías innovadoras de descarbonización, como el hidrógeno, la captura de carbono y los combustibles de aviación sostenibles, será clave para una mayor reducción. Debido a sus perfiles de riesgo más altos, estas tecnologías carecen de financiación y, por lo tanto, no están disponibles comercialmente.
A pesar de las barreras, las instituciones financieras y las corporaciones están tomando medidas pragmáticas para estimular el mercado de tecnologías de descarbonización. La First Movers Coalition, una alianza multisectorial de más de 90 corporaciones globales, ha agregado US$ 15 mil millones en compromisos de demanda, aprovechando el poder adquisitivo de sus miembros para apoyar la adopción. El grupo está trabajando en estrecha colaboración con financistas para mejorar la viabilidad financiera de estas soluciones netas cero.
Con un precio anual estimado entre US$ 4 y 6 billones, la transición neta cero fracasará sin la movilización de capital privado: los gobiernos por sí solos simplemente no pueden permitírselo.
Fundamentales para el proceso de reducción de riesgos, los incentivos políticos específicos y los bancos de desarrollo multilaterales comprometidos son factores clave para el éxito. Las instituciones financieras deben movilizar más fondos hacia tecnologías de descarbonización en la próxima década para apoyar los objetivos de cero emisiones netas.
REFORZAR LA RESILIENCIA FINANCIERA INDIVIDUAL
Asegurar la propia salud financiera se ha convertido en una búsqueda cada vez más solitaria, dada la retirada de los planes de beneficios definidos y la disminución de las arcas gubernamentales. A medida que las personas viven vidas más largas, corresponde al sector financiero centrarse en acciones para ayudar a las personas a gestionar el riesgo y aumentar la resiliencia financiera.
Una opción que el sector puede seguir es reorientar el plan financiero para abordar eventos clave de la vida, como ir a la escuela o comprar una casa. El acceso universal a una educación financiera imparcial desde una edad temprana, el uso de principios de finanzas conductuales para alentar a las personas a ahorrar y el desarrollo de productos transparentes y centrados en el cliente son pasos fundamentales hacia una resiliencia financiera empoderada.
Además de esto, serían pasos bienvenidos otras medidas para democratizar la inversión, como facilitar el acceso a una gama más amplia de clases de activos y asesoramiento financiero para los inversores minoristas.
Hay múltiples áreas de preocupación común donde los beneficios de la cooperación superan con creces cualquier consideración de unilateralismo. Mientras nos preparamos para un 2024 lleno de acontecimientos, es el momento de una cooperación pragmática entre los actores financieros de la que pueda surgir un sistema financiero más resiliente, confiable, accesible y sostenible.
