El cobre, metal vital para la transición energética global, sigue proyectando un futuro brillante a largo plazo según Mark Bristow, CEO de Barrick Gold, una de las mayores mineras de oro del mundo con creciente interés en el cobre. Pese a la incertidumbre generada por los recientes anuncios sobre posibles aranceles de importación en Estados Unidos, Bristow asegura que la "trayectoria positiva a largo plazo" del cobre permanece inalterada.
Las declaraciones de Bristow llegan en un momento de tensión en el mercado, tras las propuestas del expresidente y actual candidato presidencial estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel del 50% a las importaciones de cobre. Esta medida, que afectaría a grandes exportadores como Chile, ha generado preocupación y volatilidad a corto plazo en los mercados internacionales.
Sin embargo, para el CEO de Barrick, la demanda fundamental del cobre, impulsada por la transición hacia energías más limpias, es un factor mucho más poderoso que cualquier barrera arancelaria temporal. El cobre es un componente indispensable en la fabricación de vehículos eléctricos, infraestructura de energías renovables (como turbinas eólicas y paneles solares) y sistemas de almacenamiento de energía, sectores que están experimentando un crecimiento exponencial a nivel mundial.
Bristow sugiere que, si bien los aranceles podrían causar cierta turbulencia en el corto plazo y potencialmente redirigir los flujos comerciales, no alterarán la demanda subyacente que impulsa la necesidad global del metal. En línea con esta visión, Barrick Gold ha estado trabajando activamente para aumentar su exposición al cobre, considerando el metal como una parte estratégica de su cartera de activos.
La confianza de Barrick en el cobre refuerza la narrativa de que, a pesar de los desafíos geopolíticos y las fluctuaciones del mercado, los fundamentos de la demanda vinculados a la descarbonización global sostendrán el valor del metal en las próximas décadas.