En términos de potencia se perdieron unos 74 hp, casi el 11% de la capacidad
VICTORIA TERZAGHI
La crisis en la industria petrolera nacional que comenzó el agosto del año pasado con el DNU 566 de congelamiento del crudo y los combustibles y se agudizó con la llegada de la pandemia de coronavirus, marcó la salida del país de una gran cantidad de bombas de presión, haciendo que en Vaca Muerta se avizore un pronto cuello de botella por la reducida cantidad de sets de fractura que permanecen activos en el país.
Mientras en los últimos meses la mayor preocupación de la industria fue la recuperación de la demanda que permita incrementar el nivel de actividad que en marzo se pulverizó a cero en el segmento de la realización de nuevos pozos, la salida del país de las bombas de presión signó el camino de un nuevo dolor de cabeza para las empresas productoras que ya analizan cómo compartir esos equipos.