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POLÍTICA Y ENERGÍA
Vaca Muerta, Biden y fracking ¿Qué pasará?
ENERNEWS/Política y Medios
08/11/2020

Martín Bronstein*

La casi segura victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de EEUU podría tener un impacto significativo no solo en la industria petrolera estadounidense sino también en el suministro mundial de crudo el año que viene. Los detalles, en esta nota 

La segunda ola de coronavirus que está afectando fuertemente a Europa y EEUU trajo como consecuencia una baja de la demanda de petróleo, la casi segura victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de EEUU podría tener un impacto significativo no solo en la industria petrolera estadounidense sino también en el suministro mundial de crudo el año que viene. Esto se reflejaría en los precios del petróleo incidiendo directamente en el desarrollo de Vaca Muerta, que debido a sus características necesita precios altos para su desarrollo.

El mercado petrolero tiene tres características que las distinguen de cualquier otro commoditie, dos de la cuales le son propias. La primera cuestión es, como ocurre con el resto de los insumos básicos, la relación entre oferta y demanda. La segunda característica es que, debido a que el petróleo es un producto crítico e irremplazable, es decir no tiene sustituto, el nivel de almacenamiento presente genera expectativas que influyen también sobre los precios. Por último es un mercado global y cartelizado donde la oferta es regulada por la OPEP.

 
(El gráfico de la Administración de Información de Energía de EEUU muestra el desbalance entre la oferta y la demanda de crudo. En la misma se observa el derrumbe del consumo en el segundo trimestre del año debido a la pandemia y una menor caída en la producción en ese período)
 

Con respecto a la oferta mundial de petróleo, un hecho a tener en cuenta si el candidato demócrata llega a la casa blanca es la promesa de que comenzará las negociaciones que llevaría al levantamiento de las sanciones contra las industrias petroleras de Irán y Venezuela, posibilitando que aproximadamente tres millones de barriles vuelvan al mercado mundial, lo que podría empujar los precios a la baja.

En contraste con la campaña de máxima presión del presidente Donald Trump sobre Irán con la escalada de sanciones a la industria petrolera de la República Islámica, incluida una nueva ronda de sanciones esta semana, Biden está comprometido a ofrecer a Teherán un nuevo modo diplomático de relacionamiento y un regreso al acuerdo nuclear. Eso podría ocurrir si Irán regresa a cumplir plenamente con ese acuerdo, concretado mientras Biden era el vicepresidente de Obama. “Hay una manera más inteligente de ser duro con Irán que la línea dura del presidente Trump sobre la República Islámica. Le ofreceré a Teherán un camino creíble de regreso a la diplomacia. Si Irán regresa a un cumplimiento estricto del acuerdo nuclear, EEUU volvería a unirse al acuerdo como punto de partida para las negociaciones de seguimiento”.

Si Estados Unidos e Irán regresan a la senda diplomática, existe la posibilidad de que se alivien las estrictas sanciones de Trump a las exportaciones de petróleo de Irán, lo que podría allanar el camino para que alrededor de 2 millones de bpd de crudo iraní vuelvan al mercado.

 

Igualmente, es poco probable que el acuerdo nuclear de Irán sea una prioridad en el “primer día” para la Administración Biden. Es muy posible que su gobierno desee esperar hasta las elecciones presidenciales iraníes que se celebrarán en junio de 2021 y comenzar las negociaciones con las nuevas autoridades de la República Islámica sobre el acuerdo nuclear y la posible flexibilización de las sanciones petroleras.

Con el objetivo de derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, EEUU también impusó sanciones a Venezuela, las cuales han dañado fuertemente su industria petrolera. El que fuera en su momento gran productor sudamericano pasó de producir poco más de 1,2 millones de barriles diarios el año pasado a poco menos de 400 mil debido al impacto de las sanciones. Las exportaciones de petróleo del país cayeron a un mínimo histórico de 359 mil bpd en octubre, ya que la mayoría de los clientes tradicionales de PDVSA detuvieron las compras para cumplir con el plazo impuesto por EEUU. Este es el promedio mensual de exportaciones de Venezuela más bajo desde 1943. Si Biden inicia las conversaciones con el país sudamericano y estas culminan con el levantamiento de las sanciones podríamos ver entre 800 mil y 1 millón de barriles nuevos en el mercado mundial el próximo año. Siempre y cuando Venezuela logre recomponer su dañada infraestructura petrolera.

Sin embargo, el exceso de oferta proveniente de Irán y Venezuela podría ser compensado una caída de la producción de los recursos no convencionales del shale (los mismos que tenemos en Vaca Muerta) de EEUU de aproximadamente 4-5 millones de bpd, que es muy posible que continúe a pesar de la recuperación de la demanda el año que viene. El problema de los recursos de shale es que su producción es cara y requieren estar perforando constantemente por lo que necesitan de grandes inversiones, que en estos tiempos de baja de los precios no pudieron llevarse a cabo. Este impacto seguramente se observará el año que viene.

El aumento de las regulaciones que prometió Biden en su plataforma política respecto al fracking acentuaría la baja de producción del shale en EEUU y dificultaría su recuperación en los próximos años. Esta caída compensaría el posible aumento de la oferta de crudo por parte de Irán y Venezuela, y generaría un desbalance entre la oferta y la demanda de petróleo en el primer semestre del año que viene. Esto seguramente  traerá como consecuencia un aumento de los precios del petróleo.

En los últimos años, el shale norteamericano fue el motor del aumento de la producción de crudo fuera de la OPEP, lo que permitió satisfacer el crecimiento de la demanda mundial de crudo, debilitó al cartel petrolero y facilitó la caída de los precios. El triunfo de Biden y su prédica anti fracking pueden cambiar la situación empoderando a la OPEP, Rusia y sus aliados, quienes necesitan un precio más alto del petróleo para balancear sus presupuestos nacionales. Esto tal vez sea una mala noticia para el mundo, pero es buena para nuestro país. Nosotros tenemos a Vaca Muerta.

* Investigador del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys)

 

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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews