Desde que Rusia invadió Ucrania, en Europa aumenta la ansiedad. Búnkeres, guías de supervivencia y pastillas de yodo se agotan con rapidez
JASON HOROWITZ *
Al otro lado de un puente peatonal ubicado en un centro comercial tipo outlet muy concurrido rodeado de frondosos campos en el norte de Italia, los trabajadores de un almacén común y corriente se preparan para un ataque nuclear, sus efectos radioactivos y el fin del mundo como lo conocemos ahora.
“Nos encontramos en medio de una avalancha de solicitudes”, comentó Giulio Cavicchioli, mientras nos mostraba un sistema subterráneo de filtración de aire que “limpia” las partículas radioactivas, el gas nervioso y otros agentes biológicos y reproducía el video de un recorrido por un refugio nuclear “listo para usarse”. Su empresa, Minus Energie, ha pasado de producir 50 búnkeres en los últimos 22 años a atender 500 solicitudes en las últimas dos semanas.
“Hay una fiebre de construcción de búnkeres” ocasionada por el temor de que las bombas nucleares rusas lleguen a Europa, señaló. “Ahora es mucho más aterrador”.
Desde que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inició su guerra en Ucrania y puso en “alerta máxima especial” a sus fuerzas nucleares, la violencia cada vez más extrema y el legado de dos guerras mundiales han reavivado en Europa un temor que no había existido en varias décadas acerca de un desastre nuclear.
Europa ya ha pasado dos años en alerta máxima por la pandemia, pero ahora la manifestación de sus miedos y su deseo de defenderse ha pasado de los cubrebocas, las vacunas y las cuarentenas por la COVID-19 a los búnkeres, las pastillas de yodo y las alarmas de ataques aéreos de una guerra nuclear.
Imágenes del interior de un búnker de la empresa de CavicchioliCredit. Nadia Shira Cohen para The New York Times
De Italia a Suecia, de Bélgica al Reino Unido, el fantasma de la guerra nuclear, que parecía un vestigio del pasado, está impregnando la conciencia europea de una nueva generación. También está dando lugar a una nueva perspectiva de la infraestructura para la defensa, las guías de sobrevivencia y los refugios para lluvias radioactivas que hasta hace poco tiempo pertenecían al ámbito de quienes usan ropa de camuflaje, los catastrofistas que portan armas de asalto o los multimillonarios paranoicos.
“Estamos muy preocupados por la seguridad, la protección y los riesgos de las medidas de seguridad provocados por la invasión rusa a Ucrania”, declaró la Unión Europea en un comunicado del 9 de marzo.
“Desde la caída de la Unión Soviética, no habíamos pensado en eso, lo habíamos hasta que, bueno, se le ocurrió invadir a este loco”, comentó Hamish de Bretton-Gordon, excomandante de la Defensa Nuclear, Radiológica, Biológica y Química del Reino Unido y de la OTAN, y quien ahora es profesor invitado en el Magdalene College, en Cambridge.
Explicó que los búnkeres de toda Europa “han caído en el abandono” y estaban muy deteriorados. “Estamos completamente desprevenidos”, señaló Bretton-Gordon. “Pero, cada día que pasa, es un hecho que tal vez debamos considerar con cierto detalle”.
Los países cercanos a Rusia ya lo están considerando.
Finlandia, en la frontera occidental con Rusia, ha mantenido durante años una alta presteza militar y periódicamente prueba sus alarmas; además, según Petri Toivonen, secretario general del Secretariado del Comité de Seguridad de Finlandia, cuenta con una “larga tradición de preparación”. “Hemos estado construyendo refugios de manera continua”, escribió en un correo electrónico.
Añadió que “por el momento, tenemos capacidad para aproximadamente 4.000.000 de personas en cerca de 50.000 refugios”.
Algunos ucranianos refugiándose el mes pasado en el sótano de un edificio residencial en el pueblo de Vrubivka, Ucrania. Credit: Lynsey Addario para The New York Times
En Suecia, la anexión de Crimea por parte de Rusia reactivó una estrategia de “defensa total” que se había relajado desde la caída de la Unión Soviética. Ahora, la Agencia de Contingencia Civil de Suecia está probando un sistema de alarma para ataques aéreos y difundiendo un folleto de prevención al estilo de la era de la Guerra Fría. Esta guía de 20 páginas incluye una lista de verificación de los suministros básicos que hay que conseguir en el supermercado para sobrevivir durante la huida o dentro de un refugio.
Incluso en lugares más alejados, la demanda de búnkeres y refugios para lluvias radioactivas va en aumento y está abarcando un mercado más extenso que el de la gente adinerada.
“Imagínenlo como una quinta, pero bajo tierra”, explicó Mathieu Séranne, fundador de Artemis Protection, una empresa francesa que produce búnkeres de lujo prefabricados que cuentan con sistemas de filtración de aire con un costo de por lo menos medio millón de euros por cada refugio.
Anteriormente, esto solo les interesaba a “las personas ricas de verdad”, comentó.
“Pero hace dos semanas, comenzamos a recibir miles de solicitudes de gente común y corriente”, señaló Séranne. “Tuvimos que modificar toda nuestra estrategia comercial”.
También mencionó que había recibido cerca de 300 solicitudes de información y que estaba vendiendo refugios reducidos, que son mucho más baratos —alrededor de 140.000 euros, o 152.000 dólares— y más pequeños para “adaptarse a esta nueva demanda”. Nos comentó que ya estaban en producción diez búnkeres básicos.
Pero dijo que Francia estaba muy por detrás de su vecina, Suiza, en cuanto a preparación. Los suizos aprobaron en la década de 1960 una legislación que exigía la instalación de refugios nucleares en los edificios residenciales. Aunque el requerimiento se relajó recientemente, las puertas de acero reforzado y los filtros de gas de los búnkeres son aspectos familiares en las casas de todo el país. También hay más de 350.000 búnkeres comunales —incluido un refugio en lo alto de una autopista de Lucerna para 20.000 personas— que podrían proteger a toda la población.
De Bretton-Gordon dijo que casi todos los aproximadamente 650 búnkeres en uso después de la Segunda Guerra Mundial en el Reino Unido ya no estaban operativos, algunos eran atracciones turísticas y al menos uno se utiliza ahora como bodega de vinos finos. Los pocos que aún funcionaban estaban al servicio de funcionarios de gobierno.
Además de los búnkeres, otras personas están buscando la protección de las pastillas de yodo, las cuales, si se toman de manera adecuada, pueden absorber la radiación de la glándula tiroides y ayudar a prevenir el cáncer causado por su exposición.
En Bélgica ha aumentado muchísimo la demanda de los paquetes de estas pastillas, gratuitas para cualquier persona con una credencial de identidad belga. Michael Storme, funcionario del Sindicato de Farmacéuticos de Bélgica, le dijo a Belga, la agencia de noticias de ese país, que tan solo el lunes, las farmacias del país distribuyeron más de 30.000 cajas. Esta demanda también ha aumentado en los Países Bajos y Finlandia.
En Italia, las vitaminas a base de yodo han volado de las estanterías.
“Es la nueva moda”, afirma Stefano Franceschini, farmacéutico de Roma. “La gente compra vitaminas con pequeñas cantidades de yodo, sin saber muy bien qué son y qué podría protegerles realmente en caso de explosión nuclear. Básicamente por miedo”.
Andrea Neri, farmacéutico del centro de Trieste, ciudad del noreste de Italia, añadió que las vitaminas probablemente no sirvan para nada, pero que al menos no son peligrosas.
“El yoduro de potasio se tomó en los años 80 tras la explosión de Chernóbil, pero es un veneno y solo se puede adquirir con receta médica”, dijo. “La mayoría de las personas que preguntan por él desisten una vez que se enteran de que tienen que pedírselo a su médico de cabecera”.
De Bretton-Gordon comentó que las pastillas de yodo solo sirven hasta cierto punto y que la mejor prevención es evitar el conflicto y prepararse bien.
Un cartel en el que se lee: “No tenemos pastillas de yodo”, en una farmacia de Zagreb, Croacia.Credit. Denis Lovrovic/Agence France-Presse — Getty Images
Según Bretton-Gordon, “la información para la población civil sobre qué hacer y cómo sobrevivir” como la que tenían muchos países durante la Guerra Fría, podría enseñarle a la gente a protegerse por sí misma detrás de muros de piedra que obstruyan la radiación o evitar beber agua contaminada.
Pero también afirmó que Europa debería “estar muy alarmada” por las denuncias de Rusia relacionadas con las armas químicas y biológicas en Ucrania, mismas que él y la Casa Blanca calificaron como una posible operación de bandera falsa con el propósito de sentar las bases para el posible uso de ese tipo de armas.
Señaló que, al parecer, Putin ya ha usado un gas nervioso mortal de uso militar para envenenar a alguien en Salisbury, Inglaterra, donde Bretton-Gordon solía vivir. “Creo que debemos estar muy atentos”, añadió.
Cavicchioli, de Minus Energie, estuvo de acuerdo, pero mientras caminaba por su oficina con un medidor de radiación que emite una señal aguda intermitente, confesó que preferiría que esta nueva demanda fuera disminuyendo si eso significara el final de una guerra a la que denominó “una tragedia infinita”.
Mientras regresaba a su oficina —donde comentó que ese día había recibido 20 correos electrónicos y llamadas telefónicas de posibles clientes “que no pueden conciliar el sueño”—, explicó que había una idea equivocada de que los propietarios de búnkeres eran entusiastas de la catástrofe.
“La persona que posee un búnker es optimista”, aseveró. “Cree que posteriormente habrá algo más, que la vida va a continuar”.
* jefe del buró en Roma; cubre Italia, Grecia y otros sitios del sur de Europa. Cubrió la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos, el gobierno de Obama y al congreso con un énfasis en perfiles políticos y especiales.