Un día después de que Alemania apagara sus centrales, Finlandia conectó a la red Olkiluoto 3
El reactor nuclear finlandés Olkiluoto 3 (OL3), el mayor de Europa, comenzó a funcionar con normalidad a primera hora del domingo, según anunció su operador, lo que refuerza la seguridad energética en una región a la que Rusia ha cortado el suministro de gas y electricidad.
La puesta en marcha de OL3 se conoce en un momento en que Alemania desconecta el sábado los tres últimos reactores que le quedaban, mientras Suecia, Francia, Reino Unido y otros países planean nuevas centrales.
El operador de OL3, Teollisuuden Voima (TVO), propiedad de la empresa finlandesa Fortum y de un consorcio de empresas energéticas e industriales, ha declarado que se espera que la unidad cubra alrededor del 14% de la demanda de electricidad de Finlandia, reduciendo la necesidad de importar electricidad de Suecia y Noruega.
Se espera que el nuevo reactor produzca durante al menos 60 años, dijo TVO en un comunicado el domingo tras completar la transición de las pruebas a la producción regular.
"La producción de Olkiluoto 3 estabiliza el precio de la electricidad y desempeña un importante papel en la transición ecológica finlandesa", declaró a Reuters Jarmo Tanhua, director ejecutivo de TVO.
La construcción de este reactor de 1,6 gigavatios (GW), la primera central nuclear nueva de Finlandia en más de cuatro décadas y la primera de Europa en 16 años, comenzó en 2005. En principio, la central iba a inaugurarse cuatro años más tarde, pero se vio afectada por problemas técnicos.
En marzo del año pasado, OL3 suministró por primera vez una producción de prueba a la red eléctrica nacional de Finlandia, y en aquel momento se esperaba que empezara a producir regularmente cuatro meses después, pero en lugar de ello sufrió una serie de averías y cortes que tardaron meses en solucionarse.
Las exportaciones de energía rusa a Finlandia finalizaron el pasado mes de mayo, cuando la compañía eléctrica rusa Inter RAO declaró que no había recibido el pago por la energía vendida, como consecuencia de la creciente tensión entre Moscú y Europa a causa de la guerra en Ucrania.
Poco después, el monopolio estatal ruso Gazprom puso fin a los envíos de gas natural a la nación nórdica.